Elegir un buen producto de cuidado facial es sin duda una inversión a tener en cuenta, por lo que no está de más conocer los principios básicos que ayudan a que dure más tiempo y siempre en buen estado.
No conviene excederse en el uso de la crema. Un poco sirve para mucho, aunque es cierto que no debe olvidar ni cuello ni escote al extenderla.
Antes de aplicar el producto debe calentar la crema un momento entre las palmas de las manos. De esta forma, le cundirá más y, sobre todo, penetrará mejor al estar a temperatura corporal.
Los productos deben mantenerse siempre cerrados y guardados lejos de posibles fuentes de calor, así como la luz directa.
Tenga en cuenta la fecha de caducidad de las cremas, que suele venir en la parte inferior del cartonaje. En general, éstas duran aproximadamente de dos a tres años, periodo tras el que pierden eficacia, o bien corre el peligro de ponerse rancia la parte grasa.
Cuando una crema cambia de color, despide un olor extraño, quizás algo rancio, o bien presenta cambios de textura, es mejor no correr el riesgo de usarla y tener problemas de reacción cutánea.
Las personas de piel muy sensible harán bien en elegir cremas en envases air less o con bomba dispensadora, que minimiza el contacto del producto con el aire, y con ello, el riesgo de contaminación del producto, lo que además ayuda a que el fabricante pueda reducir el número de conservantes usados.
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