La hora del baño

Los más pequeños descubren el placer y el ritual de la higiene diaria

Por hola.com
  • Primer año
    De nuevo, el término clave es seguridad. No se fíe de la profundidad del agua y nunca deje al bebé solo durante el baño. A esta edad, les empiezan a gustar los baños con muchas burbujas. Sin embargo, este tipo de productos suele contener jabón, que tiende a resecar la piel del niño, especialmente si es muy sensible. Por tanto, es mejor recurrir a otro tipo de distracciones, como juguetes de goma. Use poco champú: cuanto menos, mejor. Y no se olvide de los pliegues ni del espacio entre los dedos de los pies, especialmente a la hora de secar al pequeño.
  • Segundo año
    Ya habrá descubierto que el baño es una ocasión maravillosa para establecer una relación muy especial con el niño. Por esa razón es importante que se haya realizado siempre a una misma hora, dedicándole su atención por completo. La inclusión de juegos, canciones, libros de plástico o rituales específicos lo convierte en momento de placer que aumenta la unión y afectividad entre el niño y sus progenitores.
  • Tercer año en adelante
    Lo que antes era un placer puede convertirse una auténtica tortura el niño decide que baño no le divierte, sino que es una interrupción de otras actividades que le pueden parecer mucho más entretenidas ¡e importantes! Una manera de animarles es un sistema recompensas. Ponga calendario a su vista, por cada día, concédale un punto. O una estrella, o lo que le parezca apropiado. Al final de la semana, le tocará un "superpunto", que se ha de traducir algún tipo de regalo que puede convertirse un premio aún más divertido al cabo de mes. Este método tiene la ventaja de que enseña a esforzarse por aquello que quieren conseguir, aunque para que funcione, ha de ser constante. Además, es importante explicarles por qué necesitan tomar baño, y la importancia de tener raya los gérmenes para encontrarse bien. Y, por supuesto, consiga que el baño sea un momento muy divertido y relajado que incluya canciones, juegos, risas y por encima de todo, mucho cariño.