Es inevitable que, a partir de la tercera década de la vida, los signos del paso del tiempo comiencen a dejar su efecto en nuestro cutis: la piel no se muestra tan radiante. Es a partir de esta edad cuando la cosmética comienza a convertirse en una gran aliada para retrasar la aparición de las arrugas, por lo que es entonces cuando deben comenzarse a usar las cremas antiedad, por ejemplo cremas nutritivas de noche, pues es a partir de esta edad cuando la piel comienza a disminuir su producción lipídica, que se combate con estos ingredientes nutritivos.
Ante todo, se debe tratar la piel en función de su tipología (grasa, seca o mixta). Y es importante empezar a intensificar los tratamientos en aquellas zonas más frágiles y propensas a tener arrugas, como el contorno de ojos, el contorno de los labios y el cuello. Por ello, es importante comenzar a usar un gel hidratante para el contorno de los ojos, una limpiadora adecuada a su tipo de piel para usar cada noche, y, si siente la piel tirante o algo seca, una crema que bien puede aplicar en todo el rostro o sólo sobre las áreas más necesitadas, como las mejillas, el cuello y el escote.
A partir de los treinta más o menos, y dependiendo de la cantidad de sol que haya tomado, comienza a ser más importante la regeneración, con cosméticos que ayuden a reparar, como hacen los que contienen retinol, o bien que reactiven la microcirculación cutánea para evitar que el cutis se torne apagado.
Si no siente su piel demasiado tirante ni seca, no le hacen falta cremas muy untuosas, pero esto no quiere decir que la hidratación no sea fundamental: lo más importante es proteger cada mañana con hidratantes ricas en antioxidantes y con filtro solar.
En caso de manchas, debe optar por una hidratante con índice de protección solar 15 cada mañana. Si ha tomado demasiado sol, quizás sea hora de usar una fórmula con retinol cada noche.
Quizás note falta de luminosidad: no está de más probar productos con vitamina C.
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