Remedios celestiales

Santa Maria Novella mantiene la tradición de los cosméticos elaborados por los frailes dominicos en el siglo XIII

Por hola.com

Florencia esconde rincones maravillosos que conquistan los corazones de miles de viajeros, que no pueden evitar contagiarse de la magia de una ciudad de ensueño. Uno de ellos está situado en la Via della Scala. Se trata de una de las farmacias más antiguas del mundo: la Officina Profumo Farmaceutica di Santa Maria Novella, fundada en el siglo XIII por un grupo de frailes dominicos, que se establecieron en un convento de la ciudad italiana. Cuando comenzaron a necesitar medicinas, bálsamos y cremas, no dudaron en cultivar sus propias hierbas para preparar esos ungüentos.

Pasaron varios siglos y fue en 1612 cuando Fernando I de Medici (esta familia era mecenas de los frailes) les concedió un permiso para abrir una tienda donde cualquier persona pudiese tener acceso a esas fórmulas que habían desarrollado. Fue entonces cuando se produjo la fundación oficial de la farmacia. Coincidió esta época con los momentos de máximo apogeo del mundo de la perfumería en la capital florentina, con una figura clave en la época, la reina Catalina de Medicis, esposa de Enrique II, rey de Francia, una auténtica amante de la cosmética que, cuando trasladó su residencia a París, se llevó consigo todo su séquito de perfumistas. Fue ella la creadora de algunas fórmulas de perfumes que, aún hoy, siguen realizándose según la fórmula original en esta botica.

Pronto, las fórmulas de estos frailes farmacéuticos comenzaron a demostrar sus bondades y fueron alabadas en todo el mundo, traspasando las fronteras de Italia. Fue, sobre todo a partir del siglo XVIII cuando los productos (realizados tan sólo dos veces al año y según la receta original de los primeros frailes con ingredientes naturales), rebasaron las fronteras y se distribuyeron a todo el mundo desde la magnífica sede florentina. Es ésta una auténtica obra de arte, que conserva magníficos grabados y frescos que sirven de marco a útiles de botica de antaño y a toda esa gama de productos, que incluyen desde tés, cremas, jabones (que son estampados y envueltos a mano uno por uno), perfumes, bálsamos... Destacan el Aceto Aromático, usado en caso de desmayos, cuya fórmula se remonta a 1600 o el Acqua di Rose, un refrescante para ojos enrojecidos.

Después comenzaron a abrirse pequeñas delegaciones en ciudades de todo el mundo -entre ellas Madrid y Barcelona-, que intentan conservar parte de la esencia y del espíritu de la sede central de Florencia, recogiendo siglos de tradición.