La cosmética biológica es una tendencia al alza, que apuesta por activos naturales, packagings no contaminantes y texturas y aromas deliciosos. Éstas son sus claves:
Se hace uso de ingredientes procedentes de comercio justo y de cultivos que no dañan el ecosistema y el equilibrio natural. No se experimenta con animales, ni en el producto terminado ni en los ingredientes. No usan conservantes sintéticos, como los parabenos, causa de muchas alergias. Se trabaja con envases y embalajes de carácter ecológico y/o reciclable. Por ejemplo, no se usa PVC, y se recurre a papel reciclado y no blanqueado con cloro y tintas vegetales. Los procedimientos de obtención, elaboración y transformación han de ser no contaminantes. La agricultura biológica utiliza técnicas de producción sin abonos químicios ni pesticidas para no alterar la calidad de los suelos ni del medio ambiente. Se evita la sobreexplotación de las tierras, se favorecen los procedimientos naturales. No usa semillas modificadas genéticamente. Los métodos de extracción de los activos de la planta, como el vapor de agua o el CO2 supercrítico, no incluyen activos químicos que alteren la naturaleza del producto.
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