Las comidas ricas en proteínas proporcionan más energía, mientras que las más abundantes en carbohidratos pueden inducir a la somnolencia.
Hay que aumentar el consumo de fibra tomando fruta, verdura y cereales integrales.
El hierro y el zinc son importantes, por lo que conviene no descuidar las lentejas, espinacas, hígado, frutos secos y pescado.
Frente al azúcar refinado, conviene apostar por los azúcares de absorción lenta.
Cuidado con la cafeína. Puede proporcionar un aumento de la energía a corto plazo, pero luego se ve seguido de un bajón.
La vitamina C es excelente para proporcionar energía. Se encuentra en los cítricos, las fresas, los pimientos y los kiwis.
Los alimentos ricos en vitamina B12, como son la carne, el pescado, los huevos y la levadura de cerveza contribuyen a combatir el cansancio.
Es mejor mantenerse alejado de las bebidas gaseosas, el tabaco y las grasas.
El alcohol produce somnolencia, por lo que es mejor evitarlo, incluso en pequeñas cantidades.
Los complementos vitamínicas, especialmente aquellos enriquecidos con ginseng y/o jalea real, pueden ayudar a superar los días más agotadores.