SPF, anti UVB, 'waterproof'... ¿sabe interpretar las etiquetas de la crema solar?

La Comisión Europea ha elaborado una normativa para simplificar el etiquetado de las cremas solares

Por hola.com

Con motivo de la entrada en vigor de esta normativa vamos a intentar ponérselo un poco más fácil aclarando un par de conceptos más:
Productos waterproof y water resistant, ¿qué diferencia hay? Un protector resistente al agua mantiene su nivel original de protección después de 40 minutos de inmersión en el agua (término en inglés: water resistant). Mientras, un protector a prueba de agua mantiene su nivel original de protección tras 80 minutos de inmersión en el agua (término en inglés: waterproof). Ahora bien, cuando salimos del agua debemos volver a aplicarnos el protector siempre. Hay que tener en cuenta que el sólo hecho del roce con la toalla ayuda a retirar el producto de la piel y, por lo tanto, rebajamos parte de su efectividad.

¿Qué hay detrás de las siglas SPF? SPF = Factor de Protección Solar. Seguidas de un número, indican el nivel de protección que proporciona un filtro solar. Cuanto más elevado es el número, mayor es la protección. Algunas marcas utilizan para este mismo fin las siglas IP. Las diferencias entre IP y SPF radican en el método utilizado para medir la protección. Según los expertos de la firma Clinique, para saber cuál es la protección que un SPF proporciona, multiplicamos los minutos que tarda una piel desprotegida en enrojecer por el número del SPF y nos da el número de minutos que podemos estar expuestos al sol con ese factor de protección sin quemarnos. Por ejemplo, una piel clara tarda 5 minutos en enrojecer. Con un factor de protección solar 15 tardaría en enrojecer 5x15= 75 minutos. Esto es cierto, siempre y cuando usemos correctamente el protector solar, es decir, si es un filtro químico, lo tendríamos que reaplicar cada hora y, si el filtro es físico, lo reaplicaríamos cuando, por diversos motivos (frotarse con la toalla, por ejemplo), ya no quedase producto sobre la piel.

Rayos UVA vs. rayos UVB. Los primeros son rayos ultravioleta de largo alcance. Penetran en las capas profundas de la piel y son los mayores causantes del envejecimiento prematuro de la piel. Están presentes durante todo el día y todos los días del año. Atraviesan el cristal, las nubes, el agua… Por su parte, los rayos UVB tienen menor longitud de onda que los UVA, pero de gran energía. Sus efectos se perciben rápidamente sobre la piel y son los responsables de las quemaduras. Ambos tipos de radiaciones contribuyen a la aparición del cáncer de piel y son igual de nocivas, aunque los UVA pasen más desapercibidos. Hasta ahora, se había prestado más atención a los UVB por ser de una intensidad de 30 a 50 veces superior a los UVA y por ser los causantes, directos y visibles, de las quemaduras. Pero la radiación UVA, aun siendo menos intensa, se encuentra en mayor cantidad y de forma presente a lo largo de todo el día. La UVB nos alerta más fácilmente: sentimos más su calor, y sabemos que a mediodía es mucho más agresiva.