Cuidado con las cutículas

Por hola.com

¿Sabía que España es uno de los pocos países donde se corta la cutícula al hacer la manicura? No hay más que conocer la verdadera historia de esta delicada piel para saber por qué este procedimiento es un craso error…

Durante mucho tiempo, la presencia de esta piel en la base de la uña se ha considerado poco atractiva, especialmente si destaca al estar seca o deshidratada, por lo que se eliminaba con un simple toque de tijeras. Sin embargo, la cutícula no está ahí por nada: ella sola es la protagonista principal de la protección del nacimiento de la uña, guardando esas células recién nacidas de daños y posibles infecciones. Al sellar la zona de transición entre la uña y la piel del dedo, forma un escudo imprescindible para la salud de ambos. Si se retira, puede dejar paso a infecciones que pueden llegar a ser graves, o bien a problemas en el crecimiento de la uña, que se manifiestan más tarde en forma de hendiduras, estrías o manchas.

Para darle un aspecto estético y cuidado a la uña, conviene ablandarla y retirarla, pero no cortarla. Para ello, lo mejor es sumergirla durante unos cinco minutos en agua tibia, lo que ayuda a ablandarlas, y después cubrirla con un producto quitacutículas. Estos líquidos tienen un pH muy alcalino que disuelve la queratina que la compone, por lo que después se puede retirar con la simple ayuda de una toallita o un bastoncito de naranjo. Basta con ejercer una suave fricción para suavizar la cutícula y evitar que se engrose en exceso.

Para mantenerlas sanas y evitar la formación de pellejos, nada como mantenerlas bien hidratadas, teniendo cuidado en extender la crema de manos hasta las yemas, insistiendo con un pequeño masaje en las cutículas, y aplicando una gota de aceite hidratante sobre las uñas cada noche antes de acostarse.