Enlace Rainiero de Mónaco y Grace Kelly

La boda congregó a importantes personalidades y sacó a la calle a todo el pueblo de Mónaco en abril de 1956

Por hola.com

Fue una boda de ensueño, un cuento de hadas hecho realidad. El príncipe Rainiero se casaba con la actriz de Hollywood Grace Kelly, una actriz que con su dulzura y su porte encandiló a los monegascos. Todos coincidían en que había nacido para ser princesa.

Para un acontecimiento tal, el Principado se vistió de gala. Todo estaba preparado para unos días de fiesta que culminarían con una ceremonia solemne, que sirvió de dulce colofón para una historia de amor de las de antes. Primero tuvo lugar la ceremonia civil, en el Salón del Trono, oficiada por el presidente del Consejo de Estado monegasco, M. Portanyer. Y esa misma noche, la anterior al enlace religioso, los todavía novios acudieron a un brillante acto en la ópera de Montecarlo, al que acudieron personalidades tan relevantes como Aristóteles Onassis, el Aga khan o Ava Gardner.

El enlace religioso tuvo el atractivo de las grandes y antiguas solemnidades: una auténtica historia de película convertida, esta vez sí, en realidad. De acuerdo con el protocolo establecido, llegó antes la novia que el novio, acompañada por su padre. Avanzó lentamente hacia el altar, seguida de sus damas de honor, vestidas de amarillo, y los pajecillos. Poco después llegaba el Príncipe, luciendo su espléndido uniforme. La emoción de los momentos cuentan las crónicas que fue inenarrable y culminó con la salida de los recién casados de la catedral, cuando los vítores y ovaciones del pueblo de Mónaco que se había congregado allí resonaron incesantes. Los ecos de aquella ceremonia aún serán recordados por los más mayores del lugar. Un día que Mónaco no olvidará.