Crema depilatoria. Es un sistema muy cómodo y fácil de usar, que se basa en componentes que deshacen y provocan que se caiga la queratina que compone el vello: sólo hay que aplicarla, esperar unos siete minutos y retirarla. No duele nada en absoluto y no es demasiado costoso, pero puede irritar las pieles sensibles, por lo que no debe extenderse en la piel durante más tiempo del indicado. Además, un gran inconveniente es que el vello aparece pronto de nuevo, porque no se arranca el pelo de raíz. Está recomendado para las ingles y las piernas.
Depilación láser. Este sistema cada vez se está usando más, sobre todo debido a la necesidad que tienen muchas mujeres de obtener resultados duraderos, que le permitan olvidarse del vello durante bastante tiempo. Los mejores resultados se obtienen en personas de piel clara y vello oscuro. Basado en un impulso de láser sobre la raíz del pelo, que lo quema e inituliza, debe ser realizado siempre por especialistas. Pese a que el vello desaparece, uno de sus grandes problemas es que es un sistema caro que no se adapta a todos los tipos de piel, especialmente a las más morenas. Además, cuando una persona se decide a realizarse este tratamiento, debe evitar el sol, que queda prohibido durante un tiempo, pues la radiación solar aumenta las posibilidades de que aparezcan manchas.
Y un buen aliado de los demás métodos son los retardadores del crecimiento. En las farmacias y en los centros de estética se venden debilitadores del vello, cosméticos que se aplican tras la depilación y que ayudan a que el pelo crezca más frágil y más escaso a lo largo del tiempo. Estos productos actúan sobre la raíz del vello, en el bulbo piloso, y consiguen, poco a poco, debilitarlo. Si quiere potenciar su efectividad, puede usarlos tras aplicar toallas humedecidas en agua caliente sobre la piel o tras disfrutar de un baño, ya que el calor ayuda a dilatar y abrir los poros. Se pueden encontrar en Klorane, Johnson's o RoC.
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