Marcos Flórez, entrenador personal: "Yo vendo salud y la gente compra imagen"

En una entrevista, nos acerca a una profesión cada vez más de moda en España

Por hola.com
¿Crees que este auge es sólo una cuestión de modas?
Hay gente que se apunta a estas tendencias sólo porque está de moda. Un ejemplo claro es el método Pilates. No es por decirlo de forma despectiva, pero es un método de 1925 en el año 2005. No es que no me convenza Pilates, sino el marketing que se usa para promocionarlo. Por ejemplo, cuando te dicen que en siete días te va a cambiar el cuerpo. Un ejemplo, Madonna hace Pilates, y como Madonna está estupenda, todo el mundo decide hacerlo también... Y lo que realmente hay que pensar es que Madonna hace Pilates, monta a caballo, hace pesas, yoga, viaja con entrenador personal, nada y se lleva cuidando desde hace 35 años. El truco está en ser activo, hagas lo que hagas.

Cuando una persona se decide a ‘ponerse en manos’ de un entrenador personal, ¿qué es lo que busca?
Siempre estoy con la broma de que yo vendo salud y la gente compra imagen. Al final, la mayoría de las personas empiezan por estas dos cosas, por salud unos cuantos, y principalmente por imagen. Nosotros, al principio, hacemos un cuestionario al alumno y, antes, una de las preguntas era ‘¿por qué quieres hacer ejercicio?’. Curiosamente, nadie marcaba mejorar el aspecto, marcaban básicamente mejorar la salud. Pasado el tiempo, decidimos que era mejor que la gente rellenara, sin que nosotros les delimitáramos las opciones de respuesta. Y desde ese momento, la respuesta que siempre aparece es la mejora del aspecto físico.

¿Qué nos aporta un entrenador personal?
Si la clase está planificada de forma correcta, consigue que entrenes bien, pues el entrenador está haciendo que te esfuerces justo lo que cree que debes esforzarte. Es fundamental conocer al alumno. Intento sacar el zumo que tiene la naranja en cada sesión: si no sé qué cantidad de zumo tiene la naranja, pues o me paso o me quedo corto. Al principio creo que es mejor quedarse corto, sobre todo en las primeras cuatro o cinco sesiones. Si te pasas, hay cosas malas que ocurren, como las agujetas, las lesiones... pueden pasar cosas negativas si sobrepasas ese límite.

Cuando tenemos agujetas, ¿es que nos hemos pasado?
Sí. En el momento que tienes agujetas es que has hecho más de lo que tu cuerpo está acostumbrado a hacer. Yo intento que la gente no tenga agujetas, controlarlo. Pero también es cierto que cada día nos levantamos con un pie distinto; hay días en los que estás raro, triste, cansado, y eso influye: la naranja no tiene el mismo zumo todos los días.

¿Cómo organizáis el trabajo cuando llega una persona nueva?
Hacemos lo que yo llamo la sesión 0, yo conozco al alumno, veo que perfil de entrenador necesita, porque si por ejemplo es un charlatán, pues necesita también un charlatán. Y es que hay que pensar que al final somos casi más compañeros que otra cosa, pues nosotros entrenamos habitualmente en las casas de nuestros alumnos, y el vínculo es muy cercano. Valoramos al principio la condición física de la persona, y en base a ella y a lo que quiere o busca, intentamos encontrar el término medio.