Aunque son lugares pensados para el relax, no siempre es fácil acudir por primera vez a un spa o a un salón de estética. Muchas personas no saben cómo deben actuar y, sobre todo, la idea de desnudarse ante una desconocida no siempre resulta sencilla. Esta guía le ayudará a disfrutar de la experiencia.
Acuda cinco minutos antes de la hora fijada, para tener tiempo de relajarse y hacerse a la idea de que va a disfrutar de un tiempo exclusivamente dedicado a sí mismo.
Lleve ropa cómoda, de la que se pueda desprender sencillamente y, antes de los tratamientos, guarde pendientes, cadenas, pulseras y reloj.
No tema estar desnudo durante los tratamientos o masajes. Los centros de calidad proporcionan braguitas desechables. Además, no dude en explicar que se siente incómodo sin ropa: su esteticista lo entenderá perfectamente. Durante el masaje, podrá cubrirse con una toalla, y sólo irán destapando las zonas a tratar, por lo que nunca se sentirá totalmente desnudo. La esteticista debe salir de la estancia mientras se desviste, y esperar a que usted le dé permiso para ello antes de entrar de nuevo.
Los centros más ocupados pueden cobrarle si cancela la cita con menos de 48 ó 24 horas de adelanto: téngalo en cuenta antes de fijar fecha y hora.
Si durante el tratamiento siente frío, tiene calor o se encuentra sencillamente incómodo, no dude en comunicárselo a su terapeuta.
Muchos tratamientos pueden ensuciar la raíz del pelo y/o alterar el maquillaje: pregunte al respecto si después debe acudir a alguna cita importante.
Uno de los platos fuertes de los spas son los circuitos termales, que combinan varios tratamientos. Es conveniente realizarlo completo y, por supuesto, siguiendo el orden establecido. Por ello, no dude en preguntar todas las dudas que tenga al personal del centro, que le indicará el recorrido, que suele ser el siguiente: una ducha nada más llegar para continuar con unos 20 minutos en la piscina de hidromasaje -pasando por los difentes chorros indicados para diferentes zonas del cuerpo-, seguidos por las termas, el pediluvio, la ducha escocesa y, antes del zumo al final del recorrido, una ducha muy agradable con aceites esenciales.
