El Parlamento británico vota en contra de celebrar un referéndum sobre la permanencia en la UE

La moción parlamentaria subraya las diferencias que el tema europeo suscita en el ala más euroescéptica de la formación tory

Por hola.com

Londres. (EFE).

La petición de un referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la UE fracasó hoy en una votación parlamentaria que, por primera vez, retó la autoridad del primer ministro británico, David Cameron, entre sus filas.

Alrededor de 80 diputados conservadores desertaron en la Cámara de los Comunes de la posición de Cameron y se pronunciaron a favor de celebrar una consulta popular sobre la pertenencia del Reino Unido a una Unión Europa en crisis, en una votación con 111 sufragios a favor y 483 en contra.

Pese a la oposición de los tres principales partidos, la moción parlamentaria subrayó las diferencias que el tema europeo suscita en el ala más euroescéptica de la formación tory, que ha dado pie a la primera gran rebelión de diputados conservadores británicos desde la victoria de Cameron en mayo de 2010.

La propuesta, presentada por el "tory" David Nuttal, planteaba la celebración de un referéndum en mayo de 2013 en la que se ofrecerían tres opciones a los votantes: que el Reino Unido permanezca en la UE como hasta ahora, que la abandone o que negocie los términos en los que seguiría.

Si bien el "premier" británico reiteró su "firme compromiso" a obtener "más poderes" de Bruselas y apoyó "el deseo de una reforma fundamental" dentro de la UE, horas antes de la votación hacía un acalorado llamamiento a sus diputados para persuadirles de que rechazaran una idea "equivocada" en el actual contexto de crisis.

En un intenso debate de más de cinco horas en la Cámara de los Comunes, Cameron subrayó que "no es el momento adecuado" para un referéndum cuando la prioridad es resolver la crisis de la eurozona.

"Cuando la casa de tus vecinos está ardiendo tu primer impulso debería ser apagar el fuego. Éste no es momento de debatir si nos marchamos", dijo Cameron.

A su juicio, para el Reino Unido es más interesante tratar de lograr una reforma fundamental dentro de la UE puesto que, ahora, "el interés nacional del Reino Unido pasa por estar dentro de Europa".

Para aplacar a los euroescépticos, Cameron impuso una estricta disciplina parlamentaria y exigió a sus diputados que votaran en contra.

De no hacerlo, pidió a los que forman parte de Gobierno y optasen por el "sí" que dimitan, lo que motivó la renuncia del diputado tory Adam Hollyway -secretario personal del ministro para Europa, David Lidington- por considerar que "si no se puede apoyar una política concreta, lo honesto es, desde luego, dimitir".

Para el titular de Exteriores, William Hague, euroescéptico declarado, un eventual referendo sobre la UE es "la pregunta equivocada en el momento equivocado" cuando la zona euro está "claramente en crisis" y añadir más "incertidumbre financiera" no es "responsable" por parte del Reino Unido.
Según una encuesta publicada hoy por el diario The Guardian, el 70 por ciento de los británicos está a favor de votar sobre la permanencia en la UE.

El 49 por ciento se pronunciaría a favor de que el Reino Unido abandonara Europa frente a un 40 por ciento que optaría por la permanencia.

La moción parlamentaria rechazada hoy no era bien vista por los liberaldemócratas, socios del Ejecutivo en el Gobierno de coalición, ni por una mayoría de diputados del opositor Partido Laborista, cuyo líder, Ed Miliband, opinó que el Reino Unido "no podría permitirse" abandonar la UE y debería concentrarse en reclamar reformas.

Miliband atacó a Cameron por su papel en la cumbre de Bruselas del domingo, donde dijo que "escribió la versión europea de 'Cómo perder amigos y alinear a las personas", en referencia a una película de similar título por sus diferencias con Nicholas Sarkozy.

Según Miliband, el líder conservador llegó "dando lecciones a los alemanes para tener que marcharse ante los gritos de los franceses".

La votación de hoy hace temer que puedan reavivarse viejas rencillas en el Partido Conservador británico acerca de Europa, como ocurrió en la década de los 90.

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