En Italia, concretamente en Nápoles en cuyo equipo jugó desde 1984 a 1991, Maradona dejó huella en los aficionados italianos a pesar de los escándalos y excesos que marcaron esta etapa fuera del campo de juego. Buena muestra del cariño que todavía le profesan es este mural, uno de los que hay pintados en los edificios de esta ciudad. Fue esta imagen testigo de la alegría desbordada de quienes adoran el fútbol argentino