La televisión tuvo que improvisar su programación para adaptarse a las circunstancias. Emma García, por ejemplo, consiguió llegar a Telecinco y se puso al frente de Viva la vida y de una segunda edición de su programa que sustituía a Sábado Deluxe. Su plató estaba más vacío que nunca ya que la nieve había dejado incomunicados a los colaboradores