Justo antes de acceder al templo, y mientras se producía la llegada del féretro, Paz Padilla se llevaba una mano al pecho. Era uno de los momentos más emotivos. Nada más terminar el oficio religioso, todos salieron del templo para recorrer unos metros detrás del coche fúnebre. En ese momento, Paz no pudo más y se dejó ver desolada, con la mirada fija en el suelo y sin poder contener las lágrimas