Ni Carla ni prácticamente ninguno del resto de familiares del fallecido han podido darle el último adiós como solía ser habitual antes de que el Gobierno decretase el estado de alarma debido a la crisis sanitaria, ya que la posibilidad de que se propague el coronavirus obligaba al ejecutivo, hace unas semanas, a prohibir los velatorios y a restringir los entierros a únicamente tres acompañantes