Una tiara para Belén Corsini: Entramos en el fabuloso joyero de la Casa de Alba

El sábado, la heredera se casará con Carlos Fitz-James Stuart, conde de Osorno y nieto de la duquesa de Alba. La gran incógnita es si llevará alguna de las joyas históricas de Cayetana

Belén Corsini tiara

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A Cayetana de Alba le gustaba que las mujeres de su familia se casaran llevando alguna de las tiaras y diademas históricas de la Casa Ducal. El día de su boda con su primer marido, Luis Martínez de Irujo, la duquesa de Alba lució la diadema imperial, realizada con diamantes y perlas. Medio siglo después, su única hija mujer, Eugenia Martínez de Irujo, la llevó en su boda con el torero Francisco Rivera Ordoñez. La pieza había coronado en su día a la desdichada emperatriz Eugenia de Francia, mujer de Napoléon III y hermana de la XV duquesa de Alba, que falleció en el madrileño Palacio de Liria en 1920.

El próximo sábado, Liria será el escenario de la boda de Carlos Fitz-James Stuart, nieto de Cayetana e hijo pequeño del actual duque de Alba, con Belén Corsini. El vestido de novia de la futura condesa de Osorno es una de las dos grandes incógnitas. La otra es si llevará alguna de joyas de su familia política.

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Además del vestido, una de las grandes incógnitas de la boda es si Belén Corsini lucirá alguna de las joyas de la Casa de Alba.

La diadema imperial

La diadema imperial era la preferida de la duquesa de Alba. Por eso la llevó en su boda y se la regaló a su hija. Se trata de una pieza excepcional formada con grandes perlas, diamantes y platino. Eugenia Martínez de Irujo, su actual propietaria, la lució por última vez en 2018 para un reportaje en Harper’s Bazaar, veinte años después de su boda con Rivera.

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La diadema imperial perteneció a la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III.

En ese reportaje, se recordaba la triste historia de la diadema y su dueña, la española Eugenia de Montijo. Cuando Napoléon III fue destronado, en 1870, la emperatriz vio cómo todas aquellas personas en las que había confiado la abandonaban a ella y a su familia hacia un precipitado exilio. Pocos años después de asentarse en Inglaterra, el emperador falleció. El único hijo del matrimonio, Napoleón Luis, murió con 23 años en la guerra anglo-zulú, en África.

La emperatriz vivió hasta los 94 años y falleció sin descendencia en el Palacio de Liria, el 11 de junio de 1920. Su sobrino nieto, Jacobo Fitz-James Stuart, padre de Cayetana, recibió la tiara en herencia.

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Eugenia Martínez de Irujo es la actual propietaria de la diadema imperial y la lució en su boda con Francisco Rivera.

La corona ducal, que Doña Cayetana llevó en su puesta de largo, en 1943, es otro de los tesoros de los Alba. Fue un regalo de la emperatriz Eugenia a su hermana, María Francisca, consorte del XV duque de Alba. Se trata de una joya excepcional elaborada con una base de gemas preciosas -diamantes y esmeraldas- sobre la que reposan ocho florones en forma de hojas también confeccionados en piedras preciosas. Es la pieza de mayor valor económico e histórico, y es un símbolo de la Casa Ducal. Por eso, la duquesa la lució en ocasiones muy contadas y nunca se la prestó a nadie.

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La duquesa de Alba lució la corona ducal en contadas ocasiones y nunca se la prestó a nadie.

La Rusa

Doña Cayetana solía ofrecer a sus futuras nueras otra de sus mejores tiaras: La Rusa. La pieza, que heredó de su abuela, María del Rosario de Gurtubay, está montada en platino con brillantes y debe su nombre a su diseño, inspirado en los tocados kokóshnik, muy de moda durante las últimas décadas del zarismo.

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La duquesa prestó ‘La Rusa’ a su primera nuera, María de Hohenlohe, en su boda con su hijo Alfonso Martínez de Irujo, en 1977.

La duquesa se la prestó a su primera nuera, María de Hohenlohe, para celebrar su boda marbellí con Alfonso Martínez de Irujo, en 1977. “Yo tendría que haber estado contenta con la boda de Alfonso, pero no fue así. Ya antes de la boda, mi hijo y yo tuvimos nuestras tensiones, algunos encontronazos serios. Sucedió el incidente de la diadema, la de platino y brillantes, la que conocíamos como La Rusa”, reveló la duquesa en sus memorias. “Era una joya muy querida y simbólica para la Casa y para mí. Y Alfonso, duque de Aliaga, grande de España, era el primero de mis hijos que se casaba. Yo entendía que no eligieran un lugar más adecuado para su boda (se casaron en Marbella), pero que ella no quisiera llevar nuestra diadema me costaba comprenderlo, puesto que yo se la había ofrecido con todo el cariño y respeto a la tradición. Finalmente, aceptó a regañadientes”.

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Matilde Solís llevó encantada la tiara en su boda con su exmarido, el actual duque de Alba.

En cambio, Matilde Solís, exmujer del actual duque de Alba, la llevó encantada en su boda, en 1988. “Ella llevó sin problemas La Rusa. Lució con la cabeza bien alta la diadema de nuestra casa, que poco tiempo después tuve que vender”, señaló la duquesa en sus memorias. A comienzos de la década de 1990, Doña Cayetana se tuvo que deshacer de ella para que su hijo Cayetano “pudiera comprar un caballo maravilloso, Gigoló, y pudiera dedicarse a la equitación y competir”. Los motivos de la venta no convencieron al historiador José Luis Sampedro. “Sospecho que la duquesa de Alba tendría más problemas económicos, más gastos, que la mera compra de un caballo, por muy bueno que este fuera”, sostuvo el escritor.

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Genoveva Casanova se decantó por una opción más discreta, llevando como diadema la pulsera de diamantes que regaló Luis Martínez de Irujo a Doña Cayetana con motivo de su compromiso.

Actualmente, el anticuario neoyorquino Joseph Saidian & Sons es el propietario de La Rusa. La pieza, que está valorada en más de 200.000, no está a la venta. “Es como tener un cuadro de Andy Warhol: sabes que no va a perder su valor. Queremos conservar una pieza histórica como esta en nuestra colección privada y personal”, explicó Ariel Saidian a Vanity Fair en 2017.

Belén Corsini también podría decantarse por una opción más discreta, como hizo Genoveva Casanova en su boda con Cayetano Martínez de Irujo, en 2005. La mexicana, a diferencia de las otras nueras de la duquesa de Alba, eligió llevar como diadema la pulsera de diamantes que regaló Luis Martínez de Irujo a Doña Cayetana con motivo de su compromiso. Una pieza sencilla, pero igual de exquisita y destellante. El sábado, Corsini, la nueva novia de la Casa de Alba, desvelará el gran misterio.


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