La aristócrata es la nueva embajadora e imagen de Jan Taminiau, el diseñador preferido de Máxima de Holanda

Pilar González de Gregorio posa por primera vez con su hijo pequeño, Tomás Terry, en el Teatro Español, fundado por su antepasado Felipe II

‘Antes, los triunfadores querían parecerse a los aristócratas. Ahora, la gente quiere parecerse a un futbolista o a una actriz’

Pilar González de Gregorio y Tomás Terry

Te quedan x días gratis. Recuerda navegar con tu sesión iniciada.

Te quedan pocas horas gratis. Recuerda navegar con tu sesión iniciada.

Estás en tu periodo de prueba gratuita. Sigue disfrutando de ¡HOLA!+.

HOLA.com, tu revista en internet

Tu período de prueba gratuita en ¡HOLA!+ se ha activado con éxito

Disfruta de todo el contenido totalmente gratis durante 7 días.

Recuerda navegar con tu sesión iniciada.

Ya tienes una suscripción activa.

Recuerda navegar con tu sesión iniciada.

“Hablar de antepasados está un poco demodé, pero yo soy consciente de que estoy de­modé”, dice Pilar González de Gregorio y Álvarez de Toledo, con su característico sentido del hu­mor. Hablar con ella sobre sus an­tepasados no solo no está pasado de moda, sino que es imprescindi­ble. Y más cuando la entrevista se desarrolla en el Teatro Español, fundado por un ancestro suyo, el mismísimo Felipe II. “Los Medina Sidonia descendemos directamen­te de Felipe II a través de Catalina Micaela de Austria”, explica la hija de Luisa Isabel Álvarez de Toledo, duquesa de Medina Sidonia.

Pilar González de Gregorio y Tomás Terry©Valero Rioja
Pilar González de Gregorio y su hijo Tomás Terry posan para ¡HOLA! en el Teatro Español, fun­dado por su antepasado el Rey Felipe II, en 1565. La aristócrata es la nueva embajadora del diseña­dor Jan Taminiau y lleva trajes del creador holandés en este reporta­je.
Acceso a la versión digital

“Mi madre fue un mito. Arries­gó su posición privilegiada por sus ideas y se atrevió a vivir de otra ma­nera, a ser libre. Cocteau la llama­ba ‘la pequeña espada toledana’, y creo que la define muy bien”, opi­na Pilar sobre la legendaria ‘du­quesa roja’, apodo que se ganó su madre, en los años 60, tras ir a la cárcel por su activismo antifranquista. “De pequeña la veía como una heroína. Pero, cuando eres una niña, no necesitas que tu ma­dre sea Juana de Arco, necesitas que te lleve al dentista”, reconoce. Sabe mucho de historia y arte, y con ella se puede hablar de todo: desde Rocío Carrasco —“estuve en su primera boda”— hasta Belén Esteban —“me parece divertida y sincera”—, pasando por ¡Nápoles millonaria!, la obra de Eduardo de Filippo, que ha estado en cartel estas semanas en el Español. Sin embargo, en esta ocasión, habla­remos de moda, porque la aristó­crata acaba de dejar la presidencia de la casa de subastas Christie’s y se estrena como embajadora e imagen del diseñador holandés Jan Ta­miniau, el preferido de Máxima de los Países Bajos.

“Los títulos nobiliarios ya no son tan importantes. Ya no significan ningún poder”

He hecho muchas cosas en mi vida: participé en las actividades de los Ami­gos del Museo Romántico de Madrid, trabajé en una galería en París, di clases de buenas maneras en una escuela de protocolo, escribía una columna que se llamaba ‘El rincón de la mujer inútil’, publiqué una novela...”, enumera. Pero reconoce que nunca había sido embaja­dora de una casa de moda. Para cele­brar su debut, posa por primera vez con su hijo pequeño, Tomás Terry, y con Jan Taminiau.

Pilar González de Gregorio, Tomás Terry y Jan Taminiau©Valero Rioja
Pilar, Jan y Tomás so­bre el escenario del Español.

—¿Qué se siente al ser embajadora e imagen de Jan?

—Cuando Jan me lo ofreció, yo le pregunté enseguida si no prefería una cara más joven. Y me respondió que no. Él está de acuerdo con mi imagen y sabe que su clientela madura se puede sentir identificada conmigo.

—¿Le costó convencerte?

—No, porque su socio es Juan Várez, que fue mi jefe en Christie’s y es un gran amigo. Juan sabe cómo llevarme a su terreno.

“Cuando Jan Tami­niau me ofreció ser su embajadora, le pre­gunté si no prefería una cara más joven. Me respondió que no”

—¿En qué consiste el trabajo de musa?

—Musa es mucho decir, porque Jan tiene su estilo, su mundo propio. Él no se inspira en mí. Yo quiero que se pro­yecte al máximo en una etapa complica­da para el mundo de la moda, ahora que no hay grandes eventos. Por eso, él se está volcando mucho en su línea wardrobe, en la ropa para el día a día, que es más asequible. Todo lo que hace es muy bueno.

Pilar González de Gregorio y Jan Taminiau©Valero Rioja
Pilarjunto a Jan Taminiau. “Siempre me encantó vestirme. Tuve una abuela, Leticia Martí, a la que le encantaba el mundo de las modistas. Y una bisabuela, la duquesa de Maura, que llevaba baúles llenos de trajes de alta costura”, recuerda.

—¿Quién te enseñó a vestir?

—Siempre me encantó vestirme. Tuve una abuela paterna, Leticia Martí, que era guapísima, a la que le encanta­ba la ropa, los chales y el mundo de las modistas. Y una bisabuela muy excéntri­ca, la duquesa de Maura y condesa de la Mortera, que llegó al siglo XX llevando corsés y baúles llenos de trajes de alta costura de los años treinta. Mi tía Con­chita González de Gregorio era el rigor impecable.

“Por suerte, mi hijo Tomás se fue a vivir por su cuenta antes de la pandemia. Si me llega a tocar el confinamiento en pareja o con adolescentes, lo hubiera llevado mucho peor”

—¿Cómo definirías tu estilo?

—Soy muy sobria. Con Jan me permi­to otras fantasías (risas).

Loading the player...

—Siempre figuras en las listas de las más elegantes, ¿qué es la elegancia para ti?

—Equilibrio, naturalidad y discre­ción. El exceso de soberbia no es elegan­te. Mejor ser discretos. Esas mujeres que son apabullantes hacen grandes entra­das, pero es mejor que se vayan pronto porque ocupan demasiado sitio.

Pilar González de Gregorio©Valero Rioja
Pilar posa sobre el escenario del Español.

—No hay fiestas, no hay cenas... ¿Te has aburrido este último año?

—No me he aburrido nada. A veces me ha supuesto una liberación del es­trés. Si yo ya estaba reconciliada con mi soledad, ahora, en pandemia, me he re­conciliado muchísimo más todavía. Pienso en los ambientes de tensión de las parejas, sin poder salir... Eso debía ser una olla exprés. Por suerte, mi hijo pequeño, Tomás, se fue a vivir por su cuenta antes de la pandemia. Si me llega a tocar el confinamiento en pareja o con adolescentes, lo hubiera llevado mucho peor (risas).

“Mi exmarido prefe­rido es Tomás Terry, el padre de Tomás. Tiene mucho senti­do del humor”

—Te casaste tres veces, ¿quién es tu exmarido preferido?

—Mi ex preferido es Tomás Terry, el padre de mi hijo Tomás. Es muy simpáti­co y tiene mucho sentido del humor. Me llevo con unos mejor que con otros, pero no hay una enemistad activa con ninguno (risas).

—¿Te gustaría enamorarte?

—¿Pasión nueva? Para nada. Ya tengo bastante con mi casa de Soria. Enamo­rarse y tener un palacio perjudican seria­ mente la salud.

Pilar González de Gregorio y Tomás Terry©Valero Rioja
Pilar y su hijo Tomás Terry, en el vestíbulo del Español. “El exceso de soberbia no es elegan­te. Mejor ser discretos”, dice la aristócrata. “Esas mujeres que son apabullantes hacen grandes entradas, pero es mejor que se vayan pronto porque ocupan demasiado sitio”.

—Tu hijo mayor, Pepe, está viviendo en Esta­ dos Unidos, ¿has podido verlo en estos meses?

—Llevo mucho tiempo sin verlo y es una si­tuación complicada que te crea ansiedad y lejanía. Los dos chicos han pasado la COVID. El mundo no tenía fronteras y ahora, de repente, convivimos con las distancias... Hablo mucho por teléfono con él, pero no es lo mismo.

—¿Heredar un palacio es una bendición o un castigo?

—Es bonito, porque te atrapa. Pero como te decía, tener un palacio no es muy recomenda­ble para la libertad.

“¿Pasión nueva? Ya tengo bastante con mi casa de Soria. Enamorarse y tener un palacio perjudi­can seriamente la salud”

—¿Qué significa la aristocracia en el si­glo XXI?

—Es una referencia histórica y estética, nada más.

—Entonces, ¿los títulos nobiliarios ya no importan?

—Yo creo que los títulos ya no son tan impor­tantes. Ya no significan ningún poder. An­tes, los triunfadores querían parecerse a los aristócratas. Ahora, la gente quiere parecerse a un futbolista o a una actriz.


TEXTO: Martín Bianchi

FOTOS: Valero Rioja

ESTILISMO: María Parra

AGRADECIMIENTOS: Teatro Español

MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA: Cynthia de León

ASISTENTES DE FOTOGRAFÍA: Pedro Nelo y Andrés Barbosa

ASISTENTE DE ESTILISMO: Lara Bosch

VESTIDOS: Jan Taminiau

JOYAS: Joaquín Blanco