María Pombo nos abre las puertas de su nueva casa

En su cuarto mes de embarazo, la ‘influencer’ nos recibe junto a su marido, Pablo Castellano, en su nuevo hogar, al que acaban de mudarse, en Madrid

Entramos en la casa de María Pombo en Madrid

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Ni la mascarilla puede ocultar su sonrisa. Está exultante y, mientras recorremos con ella las estancias de su casa, cada una de sus palabras refleja la gran emoción que siente por comenzar aquí una nueva etapa. María Pombo y su marido, Pablo Castellano, ya han empezado a escribir otro capítulo de sus vidas en este escenario, una acogedora casa en Madrid, que, a partir de ahora, será su hogar, donde están dispuestos a construir bonitos e inolvidables recuerdos y que, dentro de poco, tendrá una banda sonora de risas de bebé con la llegada de Martín, prevista para el próximo mes de enero. “Estoy disfrutando de cada rincón con muchísima ilusión”, confiesa María, que ya se encuentra en el ecuador de su embarazo y luce orgullosa sus primeras curvas premamá.

Entramos en la casa de María Pombo en Madrid©OMAR AYYASHI
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Entramos en la casa de María Pombo en Madrid©OMAR AYYASHI
María Pombo posa en el porche de su nuevo hogar. Arriba, la ‘influencer’, que se encuentra en el ecuador de su embarazo, con su marido, Pablo Castellano, en la escalera de la casa.

Juntos han elegido con mimo la decoración y Pablo se ha encargado de hacer una gran reforma con su empresa, ya que la vivienda era completamente diferente cuando la adquirieron. Viendo el resultado final, María nos cuenta que si hay un lugar por el que siente predilección es el salón y, cómo no, su asombroso vestidor, todo un sueño para una amante de la moda como ella.

Con esta mudanza afrontan otro gran cambio en este 2020, un año que la influencer asegura que nunca olvidará, no solo por la pandemia, que ha marcado un antes y un después en la historia del mundo, sino porque a su inmensa felicidad por convertirse en madre se sumaba la noticia de que padece esclerosis múltiple. Ahora, de la mano de Pablo, arropada por su familia y contando los días que le quedan para tener a Martín en sus brazos, María empieza, llena de energía, a dar los primeros pasos de la que será su nueva vida.

—Acabas de estrenar esta casa, ¿cómo están siendo los primeros días?

—Son muy emocionantes y algo estresantes, ya que siempre hay algo que falta o alguna caja de mudanza por deshacer, pero disfrutando de cada rincón de la casa con muchísima ilusión.

“Era muy antigua y, cuando entré por primera vez, miré a Pablo diciendo ‘esta no es la casa’, pero él se dedica a esto y vio las posibilidades que tenía. Yo me dejé lleva”

—¿Te ha costado alejarte de la zona donde vivías antes?

—Seguimos muy muy cerca del barrio donde vivíamos y también muy cerca de mis padres, lo que me da una tranquilidad enorme. Con lo cual, no nos ha costado nada porque el cambio es muy parecido.

—Y vuestro gato, Pluto, ¿cómo se está adaptando?

—Sabíamos que esto iba a ser algo que le iba a costar. Los gatos son muy territoriales y no les gustan los cambios. Vamos poco a poco, dejándole su espacio.

Entramos en la casa de María Pombo en Madrid©OMAR AYYASHI
Junto a estas líneas, el matrimonio en el salón, decorado en tonos blancos y beis.

—¿Qué es lo que os enamoró de esta casa?

—Era muy antigua y, cuando entré por primera vez, miré a Pablo diciendo “esta no es la casa”, pero, gracias a Dios, él, que se dedica a esto, vio claras las posibilidades que tenía desde el principio y no tuvo ninguna duda. Yo me dejé llevar.

—Así que habéis hecho reforma.

—El papel de Pablo ha sido decisivo para hacer que esta sea la casa de nuestros sueños. Tengo la gran suerte de que Pablo tiene una empresa de construcción con su hermano Jacobo, Grupo Archarray, y la reforma, por supuesto, la han hecho ellos. Nunca había vivido una en primera persona y, aunque ya me habían avisado de que era un proceso largo y estresante, ha sido una tranquilidad enorme estar en manos de Archarray; el resultado está por encima de mis expectativas.

—¿Os ha costado poneros de acuerdo con la distribución y la decoración?

—Nada de nada. Al revés, hemos estado muy alineados.

Entramos en la casa de María Pombo en Madrid©OMAR AYYASHI
Detalle de una estantería de madera, recuperada de hace 50 años, con libros de Concha Espina, tatarabuela de María, y de Víctor de la Serna, su bisabuelo. También está un número veintidós que le regalaron sus padres, muy importante para la pareja, ya que se reencontraron en Cantabria un día veintidós, se comprometieron, años después, en esa fecha y se casaron el 22 de junio de 2019.

—¿Mantienes muchas cosas de tu anterior casa o es todo nuevo?

—De mobiliario mantengo poco. Nos hemos traído detalles que son importantes para nosotros y nos acompañarán toda la vida. Por ejemplo, una botella de cristal con el número veintidós que me regaló Pablo cuando estábamos empezando.

—¿Qué ha sido lo más complicado de la mudanza?

—Complicado, nada, pero ha sido un proceso muy pesado. Hace poco leí la frase “no sabes lo que tienes hasta que haces una mudanza”… y no me puede parecer más acertada.

“Me costaría elegir un solo rincón como favorito, pero creo que me quedaría con la parte del salón, por lo hogareña que es, sin todavía haberla vivido demasiado. Queríamos una casa acogedora y creo que lo hemos conseguido”

—¿Cuál es el rincón del que más orgullosa te sientes?

—Me costaría decidir un solo rincón de esta casa, pero creo que me quedaría con la parte del salón, por lo hogareña que es, sin todavía haberla vivido demasiado. Esto es gracias a Borgia Conti. Contamos con ellos para hacer un rincón chill out en nuestra boda y lo que hicieron fue montar un trocito de hogar en medio del campo. Les encantó a todos los invitados y, por supuesto, a nosotros, así que no dudamos en volver a contar con ellos. Esta vez, para hacernos sentir de verdad tanto a nosotros como a nuestros amigos y familia “como en casa” nada más entrar. Teníamos claro que queríamos una casa acogedora y creo que lo hemos conseguido.

Entramos en la casa de María Pombo en Madrid©OMAR AYYASHI
“La mudanza no ha sido complicada, pero ha sido un proceso muy pesado”, dice María, que está sentada en el comedor, de aire rústico, que han decorado con un fantástico mural de papel hecho a medida.

—Tus seguidores te conocen muy bien porque te muestras como eres, ¿qué crees que es lo que más les va a sorprender?

—Creo que la casa, en general, les va a sorprender, pero, quizá, lo que más, mi vestidor.

—Es que es el sueño de muchas mujeres. ¿Te cabe toda tu ropa? Porque, como influencer, tienes un gran armario…

—Y es un sueño para mí también, jamás me hubiera imaginado tener un vestidor así. Pablo sabía el espacio que yo necesitaba y se puso manos a la obra con su equipo para hacerlo posible. Y sí, me cabe. ¡Lo que no sé es cómo me cabía en la otra casa! (Dice riendo).

—¿Te consideras una mujer ordenada? ¿Eres maniática a la hora de organizar tu armario?

—Estoy lejos de ser una mujer ordenada, pero a medida que pasan los años lo soy un poco más. Pablo es extremadamente ordenado y maniático con el orden y cinco años con él, al final, hacen que se me peguen ciertas cosas.(Ríe).

Entramos en la casa de María Pombo en Madrid©OMAR AYYASHI
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La cocina de la casa tiene una isla en el centro, con varias sillas altas.
Entramos en la casa de María Pombo en Madrid©OMAR AYYASHI
Una imagen de la cocina, con grandes ventanales, que da a un patio de la casa.

—¿Es esta, por fin, la casa de vuestros sueños? Porque al principio os ibais a mudar a otra, ¿qué pasó?

—No podría no decirte que estaba dentro de mis sueños porque no me hubiera imaginado jamás poder tener una casa así. Con la otra casa hubo problemas burocráticos y al final se retrasó más de lo debido. En ese tiempo de retraso y stand by empezamos a barajar otras opciones y encontramos esta.

—¿No sientes nostalgia al pensar en tu antiguo hogar?

—Sí, fue nuestra primera casa y la primera en la que viví sin mis padres. Paso por ahí casi cada día y es muy difícil no mirarla y pensar todo lo que hemos vivido y lo felices que hemos sido. Es una etapa de nuestra vida y un piso que ocupará siempre un lugar muy especial.

“Martín me ha cambiado la forma de ver la vida, ahora es mi prioridad y en lo que más pienso es en que él esté bien y crezca sano”

—Ahora comienzas, en un nuevo escenario, una nueva vida repleta de cambios, entre la llegada de Martín y tu enfermedad, ¿cómo lo estás afrontando?

—Está siendo una época con muchos cambios y sentimientos muy opuestos. Creo que jamás vamos a olvidar el año dos mil veinte. Por un lado, una nueva casa y la llegada de Martín, desde luego, una etapa muy feliz y un cambio en nuestras vidas muy grande. Y por otro, una enfermedad de la que he escuchado hablar toda la vida en casa por mi madre… Esta parte es menos feliz y más inquietante. Aunque hay días que es inevitable pensarlo y estar asustada por lo que pueda pasar en el futuro, lo llevo de forma muy positiva. Intento pensarlo lo menos posible para no obsesionarme, creo que el poder de la mente hace mucho y yo tengo al mejor ejemplo en casa, mi madre. Nunca la hemos visto lamentarse y yo, como hija suya, quiero estar a la altura.

Entramos en la casa de María Pombo en Madrid©OMAR AYYASHI
La pareja posa junto a la isla de la cocina. “Me encantaría formar una familia numerosa y que mis hijos tengan una infancia tan feliz como la que he tenido yo”, responde María.

—¿Y Pablo?

—Pablo es un gran compañero de vida, si me ve tranquila, él está bien, y, a su vez, que él esté bien y sea positivo con esta situación me tranquiliza y me quita un gran peso de encima. Esto es una rueda y formamos un buen equipo.

—¿Habéis empezado a preparar la habitación de Martín?

—La verdad es que todavía no hemos empezado. Es algo que nos apetece hacer con calma y disfrutar mucho de su proceso.

—Ya te han hecho varios regalos, ¿qué es lo que más ilusión te ha hecho?

—Todo lo que me regalan para Martín me hace una ilusión tremenda. Cada vez que recibimos un regalo de algún amigo sentimos que tenemos a Martín más cerca.

Entramos en la casa de María Pombo en Madrid©OMAR AYYASHI
Pablo acaricia con cariño la tripita de embarazada de María, en el recibidor de la vivienda.
Entramos en la casa de María Pombo en Madrid©OMAR AYYASHI
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Una vista de las escaleras, que dan a la puerta de la terraza.
Entramos en la casa de María Pombo en Madrid©OMAR AYYASHI
El dormitorio principal, en blanco y gris, con un original banco de aire rústico a los pies de la cama.
Entramos en la casa de María Pombo en Madrid©OMAR AYYASHI
Un cuarto de baño, con toallas personalizadas con las iniciales de la ‘influencer’.

—Tienes varias amigas que también están embarazadas, vais a tener un equipazo de baby influencers. ¿Os dais consejos?

—Es una suerte tremenda estar en la misma etapa que tus amigas. Sobre todo, me estoy apoyando en mi amiga Nat (Natalia Coll), ya que estamos en la misma etapa del embarazo (a diferencia de nueve días) y estamos viviendo todos los síntomas y cambios a la vez. Ella es la que me da consejos a mí, puesto que es su tercer embarazo.

—Contabas, hace unos días, que sentías ciertos miedos cuando no tenías síntomas molestos del embarazo, como ardor, y que te veías poca tripa, ¿estás ahora más tranquila?

—Puede ser que sea porque tengo mucha gente conocida a mi alrededor que ha sufrido abortos o, simplemente, porque soy primeriza. Cuando notas algún síntoma después de muchos días sin notar nada fuera de lo normal es una tranquilidad porque sabes que todo sigue bien y que el bebé está creciendo.

“No hemos empezado aún a preparar la habitación de nuestro bebé. Es algo que nos apetece hacer con calma y disfrutar mucho de su proceso”

—Decías, también, que eras un poco negativa y que siempre te pones en lo peor, ¿es así? ¡Porque no lo parece!

—No, negativa no soy, porque al final siempre saco el lado positivo de una mala situación. Pero lo que siempre hago, y no es algo que me guste, es pensar en lo malo que puede pasar por, si llegara a ese punto, que no me pille de sorpresa y el sufrimiento no sea tan grande… Aunque, por mucho que piense en lo malo, el sufrimiento sería el mismo y, al final, acaba siendo doble. Mi hermana Marta me define como una persona “preocupona”.

—Pues tienes veinticinco años y estás sabiendo llevar tu enfermedad con mucha serenidad y valentía. ¿Dónde encuentras la calma cuando las fuerzas flaquean?

—En mi familia. Verlos tranquilos y sin sufrir es lo que a mí me da calma. También saber que los tengo ahí para lo que necesite es un gran alivio.

—Tus padres y tus hermanas siempre han sido tu gran apoyo y sois un ejemplo de familia unida. ¿Qué consejo te han dado?

—No me han tenido que dar ningún consejo todavía. Vivimos todo siempre muy unidos y es increíble pensar que, me pase lo que me pase, tengo la suerte de poder apoyarme en ellos.

Entramos en la casa de María Pombo en Madrid©OMAR AYYASHI
“Estoy lejos de ser una mujer ordenada, pero a medida que pasan los años lo soy un poco más. Pablo es extremadamente ordenado y maniático con el orden y cinco años con él, al final, hacen que se me peguen ciertas cosas”, confiesa.

—Y tu madre, que sabe muy bien cómo es esta enfermedad, ¿qué te dijo cuando conoció tu diagnóstico?

—Para unos padres, la enfermedad de un hijo debe ser durísima; estuvo triste, aunque no me dejó verlo, porque ella se siente de alguna manera «responsable». Pero creo que, al verme bien y tranquila, ella también lo está. Que yo sea así de positiva con este tema sí que es responsabilidad de ella, ya que es lo que me ha enseñado desde que soy pequeña, sin quererlo.

“El vestidor es un sueño para mí. Pablo sabía el espacio que necesitaba y se puso manos a la obra para hacerlo posible. ¡No sé cómo me cabía toda la ropa en mi anterior casa!”

—¿El bebé que está en camino y la esclerosis han cambiado tu forma de ver la vida?

—Me la ha cambiado Martín, ahora mi prioridad, y en lo que más pienso es en que él esté bien y crezca sano.

Entramos en la casa de María Pombo en Madrid©OMAR AYYASHI
Entramos en la casa de María Pombo en Madrid©OMAR AYYASHI
Su impresionante vestidor, con el que está entusiasmada, con una zona de armarios vistos, también armarios empotrados, cajoneras y una lámpara de plumas en el centro.

—¿Qué aprendizaje sacas de todo esto?

—Que hay que vivir la vida sin pensar mucho en el futuro. Y si vienen problemas, buscar soluciones.

—Por último, cierra los ojos e imagínate aquí, en esta casa, dentro de unos años. ¿Cómo te gustaría verte?

—Me gustaría vernos felices, y ya que estoy imaginando, me encantaría formar una familia numerosa y que mis hijos tengan una infancia tan feliz como la que he tenido yo.

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Texto: CRISTINA OLIVAR

Fotografías: OMAR AYYASHI

Estilismo: BEATRIZ MORENO DE LA COVA

MAQUILLAJE: SONIA MARINA

ASISTENTE DE ESTILISMO: JUDIT GÓMEZ

Vídeo: José A. Carrascoso

FLORES: MARGARITA SE LLAMA MI AMOR

Look 1: vestido de Namur Collection

Look 2: María: top Mango, caftán Balakat, shorts Levi´s, sandalias Hermès. Pablo: camisa Tipi Tent, vaqueros Tommy Hilfiger

Look 3: María: vestido Zara, chaqueta Missoni en Mytheresa, sandalias Hermès. Pablo: jersey y pantalón de Brooks Brothers, camiseta LAB Lamarca

Look 4: María con pijama de Balakata

Look 5: María: vestido de Cortana. Pablo: polo de Brooks Brothers

Look 6: María: vestido de flores de Mango sobre vestido de tubo de Wolford. Pablo: jersey American Vintage, camiseta LAB Lamarca, pantalón Brooks Brothers

Look 7: María con camisa de Ynés Suelves