Después de contraer matrimonio con el actor George Clooney en Venecia, dejo de ser Amal Alamuddin para convertirse en Amal Clooney. Así consta en su ID y tambien en la web de su bufete de abogados en Londres, Doughty Street Chambers. Esta decisión que a priori parecería sencilla si sólo implicara un cambio de firma, en este caso el apellido Clooney lleva implícito una serie de connotaciones que no posee cualquiera. Amal Clooney es dueña de muchas de ellas. Elegancia, distinción, simpatía, actitud y ¿por qué no?, también discreción.
Tras pronunciar el 'sí, quiero', Amal retomó sus obligaciones laborales porque casarse con Clooney nunca significó para ella dejar de trabajar. Y lo hizo con un encargo un tanto controvertido: luchar por la devolución a Grecia de los mármoles del Partenón expuestos en el Museo Británico de Londres. Aquella cita despertó gran interés por ver cómo actuaría la nueva y poderosa señora Clooney. Hollywood se hizo eco y ahora después de tanto revuelo mediático, Amal sigue cumpliendo con su agenda de forma más discreta, pero de un modo sensacional.
Amal ha sido fotografiada cuando aterrizaba este lunes en el aeropuerto londinense de Heathrow. Impecable hasta para viajar en avión, la esposa de George Clooney lucía un vestido corto gris y negro adamascado y entallado a la cintura de la firma Dolce & Gabbana, acompañado de medias negras, botines de ante y bolso de la firma Mulberry. La bella esposa del actor y director no descuidó ni un detalle. Amal bajó del avión sin despeinar su habitual melena morena, luciendo un maquillaje muy natural, un esmalte de uñas en tono granate a la última y su alianza de boda en el dedo anular. No cabe duda de que el título de señora Clooney le ha sentado bien y la abogada de origen libanés derrocha elegancia ya sea por tierra, mar o aire. Si hay algo que no olvida cada día, antes de salir de casa, es la importancia de apellidarse Clooney, ya que no sólo es una pose, también una actitud.
