Hay amistades de la infancia, amigos para toda la vida, conocidos, colegas del trabajo y almas gemelas. Pero, ¿cómo elegimos a nuestros amigos? ¿Por qué unas personas se convierten en íntimas para nosotros y con otras no conectamos?
Se suele decir que la familia viene “impuesta” y que los amigos se “eligen”, pero un estudio que publica la revistaProceedings of the National Academy os Sciences (PNAS) añade un ingrediente extra a nuestro buen ojo para seleccionar a las amistades: la genética.
Un grupo de científicos de la Universidad de California en San Diego (EE.UU.) realizó un análisis sobre dos estudios independientes de salud estadounidenses y estudiaron marcadores genéticos específicos dentro de la red social de un individuo. El descubrimiento más llamativo fue que las personas tendían a iniciar una amistad con aquellas con las que compartían dos de estos seis marcadores evaluados.
De esta manera, los individuos que portaban un gen asociado a una personalidad abierta y extrovertida sentían una mayor inclinación por aquellos que no lo son. La explicación parece estar, según afirman los investigadores, en que la tendencia humana es a buscar alguien con quien complementarnos. De ahí que se pueda concluir que los genes dan forma al ambiente social y a nuestro comportamiento en la sociedad.