CiU gana las elecciones catalanas con una mayoría amplia que permitirá a Artur Mas gobernar en solitario

El actual "president" en funciones, José Montilla, ya ha anunciado que no optará a la secretaría general del partido, abriendo el debate sucesorio en el socialismo catalán

Por hola.com

La victoria electoral de CiU con 62 escaños abre un nuevo escenario de gobernabilidad en Cataluña que trunca el período de gobierno tripartito de izquierdas entre 2003 y 2010, si bien deberá afrontar la mayor crisis económica del período democrático en un Parlament más atomizado que nunca.

Por primera vez desde 1999 la geometría electoral permite a un partido -CiU- gobernar claramente en solitario, después de una década en la que la presidencia de la Generalitat, tanto la de Pasqual Maragall en 2003 como la de José Montilla en 2006, ambos del PSC, fue fruto de pactos postelectorales con ERC e ICV-EUiA.

 


Ello permitirá al líder de CiU, Artur Mas, la "mayoría amplia" que pretendía para poder formar en Cataluña un gobierno monocolor, en la estela de los ejecutivos de Jordi Pujol, y poder elegir los apoyos parlamentarios necesarios a cada momento. Mas ha recibido su victoria electoral con "humildad", tendiendo la mano al resto de formaciones políticas y haciendo un llamamiento al conjunto del país a unir esfuerzos y a ayudarle a "levantar" Cataluña entre todos.

La foto final de las elecciones arroja un escenario que evoca ligeramente al de 1999, la última vez en la que el partido ganador de los comicios catalanes superó el listón de los 50 diputados, ya que aunque CiU ganó -pero no gobernó- en 2003 y 2006, lo hizo entonces con 46 y 48 diputados, respectivamente. De esta manera, Artur Mas se erige, al tercer intento, como futuro presidente de la Generalitat, y lo hace mejorando el resultado de 1999 cosechado por Jordi Pujol (56), su valedor político al designarle su sucesor en el liderazgo de CiU.


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El reverso de la noche electoral lo encarnaba el actual "president" en funciones, José Montilla. Y es que el PSC se ha desplomado en las urnas rompiendo a la baja la barrera psicológica de los 33 diputados que obtuvo en 1980, el primero del ciclo de 23 años de gobiernos de Jordi Pujol, al alcanzar 28 diputados, nueve menos que en 2006. El presidente catalán y candidato del PSC a la reelección ha anunciado que no optará a ser el primer secretario del partido en su próximo congreso, abriendo así no sólo el debate sucesorio en el cartel electoral en Cataluña, sino también en el liderazgo de la formación.

El cambio de escenario político también es especialmente relevante, por razones bien diferentes, para el PPC de Alicia Sánchez Camacho y la ERC de Joan Puigcercós. El resultado del PPC con 18 diputados es doblemente significativo en tanto que recupera la tercera posición en el Parlament, aventajando claramente a una ERC que pasa de 21 a 10 diputados y supone la mejor cosecha electoral de su historia en Cataluña, aventajando los 17 escaños de Aleix Vidal-Quadras en 1995. En cambio, y tras alcanzar 23 escaños en 2003 con Josep Lluís Carod-Rovira, ERC se ha desplomado hasta los 10 diputados, empatando con ICV-EUiA y perdiendo así la llave de la gobernabilidad que había custodiado durante los últimos siete años.

El PPC también ha abierto brecha respecto a ICV-EUiA, formación que, al igual que ERC y PPC, estrenaba líder con Joan Herrera y que retrocede dos escaños (de 12 a 10), después de asumir en la última legislatura consellerias clave como Interior y Medio Ambiente.

La sorpresa de 2006, Ciutadans, ha logrado mantenerse en el Parlament, aunque sin el anhelado grupo propio que pretendía su líder, Albert Rivera, quien deberá compartir grupo mixto con otro líder de marcado perfil mediático y en las antípodas ideológicas, el dirigente de Solidaritat per la Independencia. El partido liderado por Joan Laporta se ha convertido, al conseguir cuatro diputados y un 3,4 por ciento del voto, en la séptima formación en entrar al Parlament de Cataluña, la sexta en número de escaños por delante de Ciutadans.

El ex presidente del Barça era este domingo la única cara sonriente de un independentismo cuya fragmentación se ha manifestado de manera descarnada, con tres partidos en liza y una hemorragia de más de 56.000 votos respecto a los resultados de ERC en solitario en 2006.

Probablemente Laporta coincidirá el lunes, junto con otros dirigentes políticos, incluido Artur Mas, en los palcos del Camp Nou con motivo del clásico Barça-Madrid. Quizás serán estos los últimos noventa minutos de relax que podrán permitirse antes de regresar a la realidad -más o menos cruda- que les espera para los próximos cuatro años. Eso sí, lo único cierto es que la crisis económica seguirá presente cuando el nuevo año traiga un nuevo gobierno para Cataluña.