Desgraciadamente a todos nos suenan los nombres de Maddie McCann, Yeremi Vargas o Natascha Kampusch. Cada una de sus historias es diferente pero todas tienen un trágico denominador común: desaparecieron de sus familias. En España se denuncian 20.000 casos de desapariciones de menores al año (según la Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo), y lo mismo ocurre con 45.000 en Francia y con 140.000 en el Reino Unido. Con el fin de ayudar a reportar estas desapariciones, a partir de hoy se ha presentado el número de teléfono 116000.
Hasta ahora, este servicio (coordinado por la plataforma Missing Children Europe) funcionaba en once países europeos: Bélgica, Francia, Eslovaquia, Hungría, Italia, Polonia, Grecia, Rumania, Holanda y Dinamarca, a los que a partir de ahora se suma España.
Según los expertos, el 20 por ciento de los casos de desapariciones de menores tienen carácter internacional, por lo que este elemento se hace aún más útil cuantas más fronteras abarque.
La línea telefónica está operativa las 24 horas del día todos los días del año y se respeta la confidencialidad y el anonimato de todas las llamadas. Detrás del número hay un equipo que presta apoyo psicológico a los familiares y extender la información a las Fuerzas de Seguridad. Además, también proporciona información legal y jurídica.
Se han establecido cinco categorías para los niños desaparecidos: la fuga, el secuestro parental, menores de edad inmigrantes no acompañados; niños desaparecidos , perdidos o heridos; y el secuestro criminal. Los expertos aseguran también que los casos de menores desaparecidos como consecuencia de una fuga son los que estadísticamente «se dan con una mayor frecuencia». Sea como fuere, la intención es actuar lo más rápidamente posible en cualquiera de estos casos.
