Atención a las grasas en los alimentos: son poco saludables, y propician la obesidad

El 16 por ciento de los adultos y el 13 por ciento de los niños españoles son obesos

Por hola.com

Por la OCU
Consumir una cierta cantidad de grasa es necesario para el funcionamiento del organismo: aporta energía y permite aislar las vitaminas liposolubles y los ácidos grasos esenciales que el cuerpo no es capaz de fabricar. Pero ¡cuidado!, porque el exceso de grasas en nuestra dieta contribuye a la obesidad y aumenta el riesgo de padecer la temida arterioesclerosis.

En España, el 16 por ciento de la población adulta y el 13 por ciento de los niños presentan obesidad, una cifra que nos sitúa en la duodécima posición mundial, con las repercusiones sanitarias y económicas que esto conlleva.

Grasas: no más de un tercio de las calorías
En una dieta equilibrada, lo ideal es que la cantidad de las calorías que proceden de las grasas no supere el 30 por ciento del total diario, los hidratos de carbono deben aportar entre un 50 y un 60 por ciento, y alrededor de un 12 por ciento de proteínas.
Desgraciadamente, las necesidades de la vida actual nos apartan cada vez más ese patrón. Además, la repercusión que el consumo de grasas tiene sobre la salud no está determinada sólo por la cantidad, sino también por el tipo de ácido graso que se ingiera. Por sus características químicas, no todas las grasas se comportan igual al ser asimiladas por el cuerpo. Las saturadas son las que más contribuyen a aumentar el colesterol y conviene no abusar de ellas.

Una legislación permisiva y anticuada
Resulta evidente que para cuidar nuestra dieta es necesario saber qué cantidad de grasa contiene cada alimento que tomemos y de qué tipo, para así lograr el ansiado equilibrio. Sin embargo, cuando recurrimos a productos industriales, conseguir esta información no resulta sencillo.

La normativa española referente a las grasas en la fabricación de alimentos, que se remonta a 1983, permite la utilización de cualquier tipo de grasa con tal de que sea comestible. Además, no obliga a especificar la cantidad en el etiquetado y, respecto al origen, admite la mención de “aceites vegetales”, un saco en el que se incluyen tanto el aceite de oliva como el coco.

Así, sólo los alimentos que alegan alguna propiedad nutricional relativa al contenido o al tipo de grasa, están obligados a incluir en la etiqueta el porcentaje de este nutriente o el perfil de ácidos grasos. La OCU ha indagado en ello analizando 49 productos: bollería y repostería, galletas, aperitivos, pan, salsas y patatas fritas.

El récord: patatas fritas, un tercio de grasa
Los alimentos del análisis con una cantidad total más alta de grasa son las patatas fritas, con un 34 por ciento de media. Aunque no se suelen tomar a diario, la cifra parece excesiva ya que, cuando se consumen, es bastante habitual ingerir una buena ración.

Por otra parte, los aperitivos y la bollería, con un 24 por ciento de contenido graso medio, son los siguientes en la clasificación. El menos grasiento es el pan blanco: el tostado contiene más grasa y es de peor calidad.

Aunque los productos no serían igual de apetecibles sin la grasa, los fabricantes deben esforzarse por utilizar sólo la imprescindible y, sobre todo, que sea saludable.

Por último, el colesterol se limita a los productos que incluyen huevos, grasa láctea, nata o mantecas entre sus ingredientes.