Actividades extraescolares para los niños, ¿cómo elegir la mejor opción?

Con la vuelta al ‘cole’, regresan también las clases de música o de deporte

Por hola.com

Por la OCU

Empieza de nuevo el curso y los niños están más llenos de energía que nunca. Las actividades extraescolares tienen muchos efectos positivos, y no solo para nuestros hijos. Les hacen aprender a relacionarse en nuevos entornos, aprenden a ser más extrovertidos, más creativos y desarrollan su imaginación y su forma física. Además, es una manera estupenda de que quemen energía y se mantengan más activos y felices. Pero además, las actividades extraescolares son un buen refugio para todos los padres trabajadores que no consiguen la tan ansiada conciliación entre el trabajo y la familia.

Elegir una de estas actividades debe de tomarse en serio, porque de ello dependerá la disposición del niño a lanzarse a experiencias nuevas. Sin embargo, hay tantas opciones que en muchas ocasiones los padres pueden tener dudas.

La música y el deporte, las más comunes
Padres e hijos suelen decantarse por actividades artísticas o deportivas. Si bien se pueden cursar en centros reconocidos donde se podrá desarrollar una carrera profesional más adelante, lo más interesante es que el niño disfrute con lo que hace, aprenda y se divierta. Por ello, hay escuelas de música y danza (que suelen depender del ayuntamiento en colaboración con la comunidad autónoma y academias; o bien clubes específicos deportivos. Dentro de los deportes, los preferidos suelen ser el fútbol, el baloncesto, el judo y la natación.

La federación, una decisión ventajosa para las actividades deportivas
En principio, para realizar actividades deportivas, no es necesario estar federado. Sin embargo, sí hay que pertenecer a una federación deportiva y obtenerla licencia en determinados deportes, como las artes marciales, y siempre que se desee participar en competiciones oficiales.

Cuando un deportista se inscribe en una federación está obligado a abonar una cuota, que reporta varias ventajas. En primer lugar, uno de los aspectos más importantes, federarse garantiza que los profesores cuentan con una titulación expedida y avalada por organismos públicos, como el Consejo Superior de Deportes, lo que indica que el niño va a aprender bien y en buenas manos el deporte que escoja.

Por otro lado, el niño cuenta con la posibilidad de participar en competiciones y con el reconocimiento oficial de las categorías que haya ido superando. Con esto, se fomentarán las ilusiones del niño y aumentará su autoexigencia.

Un buen seguir deportivo es un aspecto muy importante en caso de que el niño se lesione. Perteneciendo a una Federación, dispondrá de un seguro deportivo, cuya cobertura incluye básicamente la asistencia sanitaria, farmacéutica y de rehabilitación para afrontar los riesgos, independientemente del derecho a la asistencia por parte de la Seguridad Social. Además, los seguros de algunas federaciones, como la de kárate, ofrecen coberturas muy interesantes.

Si nuestro niño se aficiona mucho al deporte y destaca en él, podrá acceder a posibles prestaciones no competitivas, como cursos o becas.

¿Qué pasa si se producen daños?
No es extraño que los niños se vean envueltos en percances, unas veces como víctimas y otras como causantes. En este último supuesto, la ley es clara: son los adultos que los tienen a su cargo quienes deben responder de ello. Los padres son responsables de los daños causados por los hijos que estén bajo su guarda, pero ¿y cuando los niños están desempeñando una actividad, sin estar sus padres delante?
Legalmente, las personas o titulares de un centro de enseñanza deben responder de los daños o prejuicios que causen sus alumnos menores de edad durante el tiempo que estén bajo el control del profesorado del centro.
Así, si los daños se producen en el propio colegio, la responsabilidad recae en el centro si no ha adoptado las medidas necesarias para que se produzca. A su vez, se podría exigir a los profesores responsabilidad sobre los daños.
Lo mismo ocurre si la organizadora de la actividad es cualquier empresa, y no necesariamente el colegio, pero en cualquier caso, los adultos responsables quedarán exonerados si se demuestra que obraron con diligencia para prevenir el daño.