|
|
Mapa de situación
|
|
|
Plan de ruta
|
|
En estas tierras pardas de Sigüenza, en estos altos páramos y descarnados de los confines de La Alcarria, si el verano parece brutal, el invierno es aún peor. Primavera y otoño son, en cambio, un suspiro. Sobre todo, la primavera.
Esos días luminosos de primavera, una luz dorada pinta de verde intenso las alamedas del río Dulce, un río que, a pocos kilómetros al Sur de Sigüenza, hiende las áridas parameras alcarreñas en una sucesión de hoces o gargantas en cuyo fondo yacen olvidadas del siglo las aldeas de Aragosa, La Cabrera y Pelegrina.
|