En los últimos años es una de las ciudades con mayor atractivo de Europa. Y no es de extrañar, desde que en 1989 cayera el llamado 憁uro de la vergüenza Berlín ha emprendido un camino sin retorno para convertirse en la capital europea del siglo XXI. Un empeño que se hace tangible en su espectacular arquitectura, que en muy pocos años ha adquirido un papel estelar dentro de su entramado urbano; en su intensa vida cultural, siempre rompiendo moldes; en el ambiente abierto y distendido de sus restaurantes, de sus clubes y locales o de sus calles, siempre repletas de gente muy especialmente cuando llega el buen tiempo.
Después de un pasado marcado por dramáticos avatares, entre otros, dos guerras mundiales y el haber permanecido dividida durante la época de la guerra fría (Este y Oeste), Berlín ha tenido que reinventarse a sí misma y el resultado es una ciudad abierta y en constante evolución. Berlín es una ciudad enorme, pero sobre un plano se pueden distinguir cuatro zonas bien diferenciadas: Ku´damm, Friedrichstrasse, Potsdamer Platz y Mitte. Mientras las dos primeras son para callejear, la tercera es para divertirse y hacer compras y la última para disfrutar de las exhibiciones de arte más vanguardista y de la marcha nocturna de la ciudad. Pretender abarcarla en pocos días es imposible, pero le contamos lo que no se debe perder en una visita relámpago y lo que puede dejar para otra vez que decida volver; y tenga por seguro que volverá.
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