Ha tenido que llegar el verano más atípico de todos, el primero en muchos años en el que el turismo rural y de interior –sinónimo de descanso y desconexión– le está echando un pulso al sol y playa, para recordarnos la existencia de una de las comarcas menos conocidas y quizá por eso más sorprendentes de la península, el Matarraña. Tan sorprendente como este futurista alojamiento rural.
En la casa se llega a perder la noción de estar dentro o fuera de la casa, o del baño, o de la cocina.
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Alojarse en esta obra de arte colocada en el corazón del Parque Natural del Ports es bastante más asequible de lo que cualquiera pueda imaginar.
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Para vivir experiencias, son muchas las alternativas para los alojados, como reservar un exclusivo servicio de chef a domicilio para degustar un menú degustación en torno a la trufa.