IMPRESCINDIBLES
Visitar algunos de los pueblos medievales que se asoman a él, especialmente Malcesine, en el norte, de los más bellos del entorno, con un casco antiguo de calles empedradas y laberínticas que llevan hasta su encantador puerto. Pero también Sirmione, Limone Sul Garda, Riva del Garda...
Contemplar la mejor vista del lago desde la cima del Monte Baldo, a 1700 metros de altitud, al que se asciende en el funicular de Malcesine. El trayecto apenas dura diez minutos, pero en ese breve intervalo llega a girar 360º ofreciendo una panorámica espectacular.
Acercarte a conocer el castillo medieval de la Rocca Scaligera (en la imagen), en la pequeña localidad de Sirmione, al sur del lago, un raro ejemplo de fortificación de un puerto medieval. También aquí se encuentran las cuevas de Catulo, ruinas de una antigua villa romana.
Darte un baño en la playa de piedra de Jamaica, después de una corta excursión desde Sirmione.
Hacer un crucero al atardecer (también diurno) por el lago o un tour en lancha motora por los castillos del lago.
Comer en los restaurantes del puerto viejo de Desenzano, al sur del lago, y la más fiestera de las localidades a orillas del lago. Su castillo en lo alto de una colina, su catedral y su villa romana también merecen una visita.
Visitar el Vittoriale degli Italiani, una ciudadela monumental en Gardone Riviera rodeada de espectaculares jardines y construida en memoria el poeta Gabriel D’Annunzio y las hazañas del pueblo italiano durante la Primera Guerra Mundial.
Pasar un día en las Termas de Sirmione, cuyas aguas sulfurosas emergen del subsuelo del lago.
Comprar el famoso Limoncello en Limone sul Garda, que, como indica su nombre, es el lugar donde se cultivan los cítricos que perfuman el pueblo.