Mientras en el resto de España nos encontramos en la fase 0 de desescalada, esta isla canaria junto a su vecina de El Hierro y a la balear La Graciosa, celebran ya estar en la fase 1 y poder juntarse, al menos en grupos reducidos, a charlar en alguna de sus terrazas. Y si en ellas se está bien, mucho mejor aún perdidos por su increíble naturaleza. El Parque Nacional de Garajonay es el corazón de esta pequeña isla repleta de increíbles bosques prehistóricos, miradores vertiginosos y coquetos hoteles que ya va camino de la tan ansiada normalidad.
La palabra Garajonay se debe a la leyenda de los amores legendarios de Gara y Jonay, una princesa de La Gomera y un guanche llegado desde Tenerife en una balsa inflable de piel de cabra cuyas familias no aprobaban su noviazgo, por lo que acabaron huyendo al bosque y clavándose una rama de brezo en los corazones al tiempo que se fundían en un abrazo. Así surge el nombre del que hoy es el gran tesoro natural de esta isla, uno de los cuatro parques nacionales de las Canarias, que, además, es Patrimonio de la Humanidad.