VIZCAYA

Un viaje extraordinario por las tierras del txakoli

Catar un vino en plena Reserva de la Biosfera de Urdaibai o con vistas a San Juan de Gaztelugatxe son experiencias únicas para disfrutar en la DO Bizkaiko Txakolina. Un recorrido por ella nos lleva a descubrir bodegas de la mano de sus productores, a saborear vinos e historias detrás de cada añada, cada botella o cada viñedo, y nos acerca a bonitos caseríos enmarcados en un paisaje verde y azul donde naturaleza y gastronomía se dan la mano. Si todo ello se comparte con amigos el viaje resulta aún más extraordinario.

Por Eva de la Parra

Para entender la arraigada cultura del vino en Vizcaya, que desde siempre ha reunido en torno a una mesa a familias y amigos, hay que remontarse a finales del siglo XIX, cuando surgen los primeros chacolines, las tabernas en las que se vendía exclusivamente txakoli y se degustaba acompañado de los platos más típicos de la gastronomía local. Así sería hasta mediados de los 80, momento en que un grupo de productores decide impulsar la recuperación de los viñedos de txakoli, poner en valor este patrimonio y mejorar su producción. La recompensa al esfuerzo llegaría en 1994, al conseguir que este cada vez más apreciado vino tuviera su propia denominación de origen (bizkaikotxakolina.eus).

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Aunque relativamente joven, la DO Bizkaiko Txakolina tiene detrás mucha historia y cultura. La humedad (que no la lluvia) y el clima atlántico templado definen sus vinos blancos frescos, afrutados y con una agradable acidez, gracias a sus tres variedades de uvas que lo hacen único en el mundo: Hondarrabi Zuri, Hondarrabi Zuri Zerratia y Hondarrabi Beltza. Un 95% de la producción son vinos blancos jóvenes y auténticos, en los que la barrica no interfiere en su sabor. Pero cada vez más encontramos crianzas, envejecidos en sus lías o fermentados en barrica. ¿Y el 5% restante? Pues ¡sorpresa! También hay algún rosado (conocido como ‘ojo de gallo’) y tintos jóvenes, algunos incluso con crianza en barrica.

24 HORAS EN BILBAO

El mejor comienzo para esta ruta de enoturismo que nos adentra en los secretos de la denominación de origen es la capital bilbaína. La que hace apenas tres años fuera elegida como ‘Mejor Ciudad Europea’ es un ejemplo de renovación urbanística como ninguna otra y eso se aprecia durante un paseo por su ría. Caminando sí, o mejor aún en velero, podemos descubrir cómo ha cambiado, y lo sigue haciendo, esta ciudad a orillas del Nervión.

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No te lo pierdas: Desde Santurce a Bilbao por la orilla de la ría, como dice la canción

Desde el puerto deportivo de Getxo parten lostours de Marmitako Sailing (marmitakosailing.com), que permiten disfrutar de la belleza de este litoral navegando junto a los acantilados de Punta Galea y frente a las playas de Getxo, para luego remontar la ría de Bilbao. El velero pasa bajo el icónico puente colgante de Portugalete, Patrimonio de la Humanidad, y junto a restos de antiguos astilleros y factorías que nos hablan del pasado industrial de la ciudad. La famosa grúa Carola –la única superviviente de las muchas que poblaron estos muelles–, el estadio de San Mamés –conocido como La Catedral por los aficionados del Athletic Club– y, más allá, el omnipresente Guggenheim serán otros iconos arquitectónicos que nos saldrán al paso. Durante el recorrido se catan excelentes txakolis, acompañados de pimientos del piquillo, queso de Idiazabal y, por supuesto, las famosas gildas, el pincho por excelencia en el País Vasco, que consiste en unas aceitunas con anchoa y guindilla y son el complemento perfecto al vino por su aporte avinagrado y salado. Así, con el mejor sabor de boca comenzamos a tomar el pulso a la ciudad.

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Si comer en Bilbao ya es una una experiencia magnífica, imagina cocinar tus propios platos dirigido por un reconocido chef. En la Escuela de Cocina de Aingeru Etxebarria (aingeruetxebarria.com) ofrecen talleres monográficos en los que se elaboran menús que después se degustan en el mismo local maridados con txakolis de la tierra. Los más cocinillas pueden comenzar con una visita al Mercado de la Ribera (mercadodelaribera.biz), todo un referente en la ciudad –en 1990 fue reconocido como el mayor mercado de abastos cubierto de toda Europa–, para curiosear en sus puestos y, de paso, tomar un pintxo (o varios) acompañado de un txakoli en alguno de los gastrobares de la segunda planta.

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Si apetece bajar un poco la comida, cerca encontramos el espectacular centro de ocio, deporte y cultura de Azkuna Zentroa (azkunazentroa.eus/es/). Un antiguo almacén modernista recuperado y rediseñado por el arquitecto francés Philippe Starck, al que se accede a través de un enorme atrio con 43 llamativas columnas y todas diferentes. También buena idea es pasear por las calles del casco viejo, conocido como Las Siete Calles, disfrutando del ambiente, de los escaparates de sus comercios... ¡y de la tentación de sus muchas barras!

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Antes de decir adiós a Bilbao, qué mejor que darnos un homenaje gastronómico por todo lo alto y para ello una excelente opción es el Atelier Etxanobe (atelieretxanobe.com), un restaurante gastronómico con una estrella Michelin y dos soles Repsol. En él Fernando Canales y Mikel Población trasmiten su emoción por la cocina a través de deliciosas creaciones culinarias, con varias propuestas de menús, alguno de ellos maridados con los mejores txakolis de la DO Bizkaiko Txakolina.

¿NOS VAMOS DE BODEGAS?

Por todo Vizcaya descubrimos bodegas donde concertar visitas guiadas, catas, maridajes y hasta asistir a un concierto en medio de un viñedo. Algunas, además, están ubicadas junto a parajes tan espectaculares como San Juan de Gaztelugatxe, la cueva de Pozalagua, la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, las playas de Mundaka o el Parque Natural de Gorbeia. Hay más de 30 bodegas visitables (bizkaikotxakolina.eus/bodegas/), pero esta vez hacemos parada en tres:

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En Larrabetzu, a menos de 15 minutos de Bilbao, descubrimos Gorka Izagirre (gorkaizagirre.com). La bodega que liderada Bertol Izaguirre comparte espacio con el restaurante Eneko, con una estrella Michelin –es primo del chef Eneko Atxa– y en ella crea vinos de alta calidad que han sido reconocidos nacional e internacionalmente. Su Ama de 2015, cuya etiqueta es un bonito homenaje a las madres, es un vino elegante, sedoso, todo un regalo para el paladar. También G22, de 2019, reconocido entre los mejores blancos de España, o su txakoli 42 Zura, de 2015, galardonado como mejor vino blanco del mundo en 2019. Durante sus visitas con cata incluida los txakolis se acompañan de gildas, jamón o queso de Idiazabal.

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A 10 minutos de Bilbao se encuentra Magalarte Lezama (magalartelezamatxakolina.com), en un bonito caserío rodeado de viñedos. Andoni Aretxabaleta, quinta generación de bodegueros dirige esta bodega familiar junto a su padre, Iñaki, y son ellos mismos quienes te acompañan durante el recorrido, te abren las puertas de su casa y te trasmiten la pasión por sus viñedos y por esos vinos de calidad que miman en cada nueva añada. Durante la visita, además de poder degustar su txacolí ieup! y unos pintxos, también es posible realizar paseos a caballo y catas verticales.

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Hasta el corazón de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, en Gernika, hay que llegar para visitar la bodega Itsasmendi (bodegasitsasmendi.com), integrada en un maravilloso entorno natural y próxima al mar. Sus txakolis son frescos, armoniosos, persistentes y equilibrados, además de premiados. Y como lo mejor es dejarse llevar por la emoción, esta bodega ha creado una web de experiencias en torno al vino (artizarenoturismo.com), para elegir la que más nos apetezca en cada momento.

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Itsasmendi ha sido este 2021 la anfitriona de la segunda edición del festival Mahasti Artean (Entre viñedos), un evento que cada año organiza la DO Bizkaiko Txakolina en el mes de septiembre en enclaves únicos y donde se dan cita el mundo del txakoli con la cultura, la gastronomía, el deporte o la naturaleza.

UN PLUS: VISITA EL MUSEO DEL TXAKOLÍ DE BAKIO

El Txakolingunea es como se le conoce a este museo situado a la entrada de la localidad de Bakio donde, mediante audiovisuales y juegos interactivos, se da a conocer todos los secretos, la historia y la evolución de este vino. Incluso se puede hacer una cata en él.

GARENA, LO QUE SOMOS

A unos 30 minutos en coche de Bilbao merece la pena acercarse a conocer Garena (garena.restaurant/es/), un restaurante ubicado en un precioso caserío entre los parques naturales de Urkiola y Gorbea con espectaculares vistas. Julen Baz, su jefe de cocina, invita, con su buen hacer, a un viaje gastronómico en el tiempo. Una propuesta que se sostiene en la tradición, lo que somos –eso significa garena–, junto con la innovación, recuperando la esencia del caserío y el trato directo con la naturaleza. Su cocina está basada en el producto de proximidad, los sabores tradicionales y pocos ingredientes en sus platos. Tiene dos menús, uno degustación de 88 € y un menú de mercado, de lunes a viernes, por 35 €. La Retaska es la zona más informal del restaurante, en la parte baja y con una magnífica terraza, allí se puede tomar un vino y picar algo con una carta más de tapeo pero igualmente deliciosa. Ya tiene un Sol en la guía Repsol de 2021 y los que le quedan. Abierto en febrero de 2020 es uno de los restaurantes con mayor proyección en el panorama gastronómico nacional.

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Y como en este viaje no podía faltar el txakoli, Garena cuenta con su propio viñedo, 11 hectáreas donde cultivan las variedades autóctonas y donde elaboran sus vinos, Garena y Geroa, que pueden degustarse allí mismo. Si el txakolí es un vino con el que los bodegueros buscan producir felicidad y buenos momentos, Garena es, sin duda, el complemento perfecto para lograr ese objetivo.

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FICHA PRÁCTICA

Bilbao está conectada por avión con los principales aeropuertos nacionales, como Madrid, Sevilla, Barcelona o Santiago de Compostela. También por tren con Renfe. El primer puente de diciembre tiene lugar en la localidad de Mundaka una feria con degustaciones de txakolí y productos locales.

¿Dónde dormir?

En Bilbao en el hotel Tayko, un moderno cuatro estrellas de arquitectura y diseño industrial, muy bien situado, junto a la ría y el casco viejo. Dentro del hotel se encuentra el restaurante gastronómico Ola, de Martín Berasategui, con 12 estrellas Michelin. También cuenta con un gastrobar en la planta calle, bajo la dirección del mismo chef, en el que tomar un delicioso desayuno.