Las islas Berlengas y otras sorpresas en la costa centro de Portugal

Dos famosos enclaves surfistas, Peniche y Nazaré, una villa medieval amurallada, Óbidos, y dos monasterios Patrimonio de la Humanidad (Batalha y Alcobaça). Todo en una ruta por la Región Centro.

Por ANDRÉS CAMPOS

Para los amantes del surf y el kitesurf, la península de Peniche (que fue isla hasta el siglo XII) es un paraíso por sus olas. Pero aparte de buenas playas para lanzarse con la tabla (la de Baleal al norte y la de Supertubos al sur), en Peniche hay un fuerte de lo más singular, pues está en un cabo rocoso (el Carvoeiro) en el que la erosión ha labrado acantilados fantasmagóricos y laberínticos lapiaces. Y, además, barcos que en verano llevan a las Berlengas, unas islas que son todo un descubrimiento en la Región Centro portuguesa.

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Situadas a 10 kilómetros de Peniche, las Berlengas son algo así como las Cíes de Portugal, un paraíso atlántico de gaviotas y aguas cristalinas que cortan como una guadaña, tan frías como están. Allí, en un peñasco unido a la isla mayor mediante angostos puentes de piedra sin quitamiedos, se halla el fuerte de São João Baptista, un castillo del fin del mundo construido para proteger la isla y que vivió su episodio más célebre en junio de 1666, cuando 20 soldados resistieron el asedio de 16 buques de guerra y más de 2.000 soldados españoles.

A pocos kilómetros de Peniche está Óbidos, una población medieval tan mona, tan bien cercada, tan florida y encalada, que no parece de verdad, sino un decorado que se monta cada mañana para que miles de turistas den vueltas por lo alto de su impecable muralla, se hagan un selfie delante de su castillo del siglo XIII (pousada desde 1951) y se dejen los euros en las docenas de tiendas que venden licor de ginja y gallos de Barcelos en la rua Direita. Pero Óbidos no es solo una cara bonita, una bella sin sustancia. Para demostrarlo, en los últimos años se ha reinventado como villa literaria (obidosvilaliteraria.com), celebrando festivales –especialmente en otoño el Folio Festival (foliofestival.com)–, convocando certámenes y llenando de libros espacios tan insólitos como la iglesia de Santiago, del siglo XII, el Mercado Biológico (Direita, 28) e incluso un hotel, The Literary Man.

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A 30 minutos de Óbidos está Nazaré, que tiene una playa fantástica justo delante de la población, pero de la que todos hablan es de la del Norte, donde rompen las olas más grandes del planeta, altas como edificios de ocho plantas. Entre una y otra, sobre un acantilado de 110 metros, está el barrio de Sitio, donde hay una vista pasmosa y una ermita en la que Vasco de Gama rezó a la Virgen de Nazaré antes y después de su primer viaje a la India.

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Para ver las olas gigantes hay que acercarse al antiguo fuerte de São Miguel Arcanjo, hoy faro y museo donde se exhiben las tablas de los famosos surfistas que se han enfrentado a estas ondas monstruosas, como el azoreño Hugo Vau, que en enero de 2018 cabalgó una de 35 metros.

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Esta ruta por la Región Centro de Portugal sigue hasta el monasterio de Alcobaça, levantado tras la conquista de Santarém en 1147 por el primer rey de Portugal, Alfonso Henriques. Uno de los más grandes y poderosos de la Península, donde 999 monjes cistercienses se turnaban para decir misa sin parar. La iglesia, de 106 metros de longitud, es como para asistir a los oficios con catalejo. Y la cocina tiene una chimenea bajo cuya campana podría vivir holgadamente una familia moderna.

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A media hora hacia el norte de Alcobaça espera otro monasterio, el de Batalha, que João I mandó construir a tres kilómetros de allí, una obra maestra del gótico y el manuelino. Impresiona la altura interior del templo: ¡más de 32 metros! Y la magnificencia de la capilla del Fundador. Y la bóveda de estrella de un solo vuelo que cubre la sala capitular. Nada deslumbra más, empero, que el claustro Real.

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Las tracerías de sus arcos, cuajadas de motivos manuelinos (cruces de la orden de Cristo, esferas armilares, flores exóticas, conchas…), son una virguería. Filigranas de mármol. La visita concluye en las Capelas Imperfeitas, inacabadas, sin techo, donde la hiedra, los cardos y los caracoles esculpidos parecen cobrar vida bajo la lluvia. Es la perfección de lo imperfeito.

Y un plus al recorrido sería visitar el convento de Cristo, en Tomar. El que es uno de los más importantes monumentos de Portugal perteneció a los templarios, como lo denota su charola o girola poligonal, inspirada en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén. Al igual que los monasterios de Batalha y Alcobaça, es Patrimonio de la Humanidad. Para ver los tres hay una entrada combinada de 15 euros válida para una semana. Mejor punto final para acabar la ruta no se puede tener.

GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar

Batalha, punto de partida de la ruta, se encuentra en la Región Centro de Portugal, a medio camino entre Lisboa y Coimbra. El acceso más directo desde Madrid y buena parte de España es por la autovía del Oeste (A-5) hasta Navalmoral de la Mata, para continuar por la EX-A1, la EX-108 y la EX-117 hasta Zarza la Mayor, donde se cruza la frontera. Ya en territorio luso, hay que seguir la N-240 hasta Castelo Branco, la A-23 hasta Atalaia, la A-13 hasta Tomar, la IC-9 hasta Perulhal y la N-356 hasta Batalha. Son 554 kilómetros desde la capital de España, menos de seis horas de viaje.

Cómo moverse

Para subir al barrio de Sitio, en Nazaré, mejor que el coche (pues resulta difícil aparcar) es el llamado Ascensor, un funicular que trepa cada 15 minutos por la rampa del 42% de desnivel que separa la población costera del promontorio. Cuesta 1,20 €. Para ir de Peniche a la mayor de las islas Berlengas, hay varias empresas que ofrecen transporte en barco desde mediados de mayo hasta mitad de septiembre. La más veterana es Viamar (viamar-berlenga.com). El billete de ida y vuelta sale por 20 €.

Dónde dormir

Alojarse en una mansión del siglo XIX con jardín y relucientes muebles de época a 500 metros del monasterio de Alcobaça es la propuesta irrechazable del Challet Fonte Nova (challetfontenova.pt). También tienen historia y carácter dos hoteles de Óbidos: The Literary Man (theliteraryman.pt), un antiguo convento donde se duerme arropado por 50.000 libros, y la Pousada do Castelo (pousadas.pt), emplazada en el castillo que el rey Dinis dio a su mujer Isabel como regalo de bodas. Para gozar de la playa es perfecto el hotel Mar Bravo (marbravo.com), en primera línea de la de Nazaré. Y para deslizarse sobre las olas, el Surfers Lodge (surferslodgepeniche.com), en Peniche.

Dónde comer

En el restaurante Vintage (hotellisbatalha.pt) de Batalla, ya solo las vistas al monasterio dejan saciado. António Padeiro (antoniopadeiro.com) está en un callejón sin vistas de Alcobaça, pero tiene un bacalao al horno estupendo, una cuidada decoración y un precio razonable. Aunque, para precio, Jamón Jamón (+351 916 208 162), que ofrece en Óbidos rica cocina casera y pan propio de horno de leña por la mitad que otros restaurantes más turísticos. A Casa Pires (+351 262 553 391), en el Sitio de Nazaré, la gente viene de muy lejos a comer sardinas asadas. Y a Nau dos Corvos (naudoscorvos.com), en Peniche, a cenar temprano disfrutando de la puesta de sol, porque está literalmente colgado sobre un acantilado del cabo Carvoeiro, muy cerca del faro.