Esta sí es la Cerdeña más auténtica

El sur de Cerdeña representa la cara más real y salvaje de la segunda isla más grande de Italia tras Sicilia. Esta región, rica en historia, propone tesoros prehistóricos, minas que propiciaron el despegue económico del país en la primera mitad del siglo XX y una sucesión de playas y calas sin resorts ni hoteles en sus orillas. Una propuesta sugerente para desconectar al sol del Mediterráneo.

Por JAVIER CARRIÓN

PLAYAS SUREÑAS DE AGUAS CRISTALINAS

Las playas del suroeste sardo invitan a tomar el sol sin aglomeraciones en unas bellísimas aguas de color azul turquesa. Un buen ejemplo es Cala Doméstica, a 14 kilómetros por carretera de Porto Flavia, en una ensenada entre escarpadas rocas donde el baño es muy seguro por la escasa profundidad de sus aguas, o también la cala Fico, en la isla de San Pietro, situada en un hermoso fiordo calcáreo profundo, ideal para practicar el snorkel o el buceo. Ya más cerca de la capital Cagliari, la playa de Poetto es una gran apuesta, no solo para el baño sino también para salir de fiesta por la noche gracias a sus bares y chiringuitos, que se extiende por este arenal de 7 kilómetros. Más al este, la cala Giunco, enclavada cerca del cabo Carbonara, sorprende por sus aguas plateadas y la cercana laguna Notteri, visitada por los flamencos durante el invierno.

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LOS FLAMENCOS DE CAGLIARI

Cagliari esconde en su ciudadela un rico y amplio patrimonio arquitectónico heredado de los diferentes pueblos que han dejado su huella en ella: fenicios, cartagineses, romanos, vándalos, bizantinos, árabes, genoveses, pisanos, aragoneses y españoles, estos últimos durante 400 años. Pero lo que más sorprende observar a las mismas puertas de esta ciudad italiana es una colonia de 20.000 parejas de flamencos que anidan, migran e invernan en el Parque Natural Molentargius-Saline, llamado así en recuerdo de los burros (molenti), que eran el medio de transporte de la sal extraída en sus salinas. Se puede explorar esta área protegida, que en realidad es una ciénaga de agua salada y agua dulce, en bicicleta, a pie o con guía observando no solo flamencos sino también garzas imperiales, garcetas, charranes patinegros y otras aves.

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GIGANTES MISTERIOSOS EN LA CAPITAL SARDA

Hay que dedicar un largo paseo por el Cagliari más empinado para descubrir sus monumentos más interesantes. Comenzando por su catedral, que concentra tres estilos (románico, gótico y barroco) y una joya en su cripta, el santuario de los mártires, donde se ubican 179 nichos con las reliquias de los mártires cristianos de Cagliari. El recorrido debe continuar en el Museo Arqueológico, que exhibe una treintena de gigantes creados por la civilización nurágica. Estas esculturas pétreas, descubiertas en 1974, miden dos metros de altura y se asegura que son las más antiguas de todo el Mediterráneo. Representan arqueros, boxeadores y guerreros de hace 3000 años con unos ojos muy llamativos, formados por dos discos concéntricos, que son todo un misterio para los investigadores.

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PESCANDO EN SANT’ANTIOCO

Desde los tiempos romanos, un puente comunica la isla de Cerdeña con la isla de Sant’Antioco, que tiene el puerto pesquero más activo de esta área. Todavía hoy faenan 800 barcos alrededor del perímetro de esta isla en busca de pulpos y del apreciado atún que frecuenta este rincón mediterráneo. Algunas compañías familiares como, por ejemplo, Pescaturismo Nuova Antonina (nuovantonina.it) proponen excursiones para aprender a pescar con los marineros, bañarse en las calas de más difícil acceso y degustar una comida con las capturas obtenidas durante el tour. Su precio es de unos 60 € por persona. El otro aliciente de la isla es visitar a basílica de Sant’Antioco, dedicada al patrón de Cerdeña, para recorrer sus catacumbas formadas por varias cámaras funerarias que fueron utilizadas por los cristianos entre los siglos II y VII. En una de ellas fue encontrada la de San Antioco, condenado por los romanos a trabajar en las minas de plomo cercanas por no renunciar a su fe cristiana. También hay otras cuevas de origen púnico, que sirvieron de refugio a sus ciudadanos durante las invasiones árabes y de humilde vivienda para los más pobres durante el siglo XX, y un museo arqueológico con interesantes piezas púnicas y un espacio dedicado al Pinna Nobilis, el molusco más grande del Mediterráneo, del que se obtiene el preciado bisso o hilo de mar, una especie cruce entre el mejillón y la ostra que puede alcanzar el metro y medio de longitud.

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LA ELEGANCIA MEDITERRÁNEA DE CARLOFORTE

A la isla de San Pietro, situada junto a la de Sant’Antioco, solo se puede llegar en barco. La mayoría de sus seis mil habitantes conserva el idioma y la cultura de sus fundadores, las familias de pescadores de Pegli, un barrio de Génova, que llegaron procedentes de la isla tunecina de Tabarka, donde se habían instalado en el siglo XVI. Carloforte es su núcleo urbano más importante y destaca por su elegancia mediterránea con sus calles y callejuelas empinadas, su puerto y las antiguas fortificaciones defensivas de las que solo han subsistido algunas torres de vigilancia y tramos de murallas con fortines, incluida la Puerta del León. En la isla se venera a la Virgen del Náufrago, una estatua de madera muy querida por los habitantes, quienes también mantienen una gran devoción por San Pedro, protector de los coraleros y los almadraberos de atunes. Su fiesta se celebra cada 29 de junio.

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CARBONIA, LA CIUDAD MÁS JOVEN DE ITALIA

Carbonia ostenta el título de ser la ciudad más moderna de Italia pues fue fundada por Benito Mussolini el 18 de diciembre de 1938 para alojar a los trabajadores del carbón, una industria que atrajo a miles de italianos y extranjeros y que acabó desapareciendo en los años setenta del pasado siglo. Desde entonces, el olvido se adueñó de este destino de poco más de 25.000 habitantes. Hoy se visita el Museo del Carbone, instalado en una auténtica mina, para descubrir cómo eran las duras condiciones de vida de los trabajadores. Con el casco en la cabeza se desciende al primero de los ocho niveles de la mina para ver las herramientas y los sistemas de extracción del mineral en un escenario que recuerda al de nuestra Asturias en España.

PORTO FLAVIA Y EL PAN DE AZÚCAR 

Después de seguir una bonita carretera panorámica, entre Iglesias y Nebida, la vista se queda clavada en un gran espolón rocoso de 133 metros de altura que emerge del mar con dos arcos muy atractivos. Esta gran roca, muy parecida al famoso Pão de Açúcar de Río de Janeiro pero más pequeña, se halla justo enfrente del antiguo cargadero de Porto Flavia, un auténtico puerto incrustado en el acantilado que servía para cargar y transportar directamente el mineral de plomo y zinc extraído de las minas a los barcos cargueros que esperaban en el mar. En 1924 el ingeniero Cesare Vicilli ideó gracias a un brazo mecánico y una cinta transportadora este sistema revolucionario en su momento que terminó hundiendo económicamente al puerto vecino de Carloforte. Porto Flavia siguió siendo operativo hasta los años 60 del siglo XX.

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IGLESIAS, MINAS Y TEMPLOS 

Aunque debe su nombre al número de templos que hay en su núcleo urbano, lo cierto es que Iglesias debe su fama a las minas ahora cerradas que constituyen un patrimonio arqueológico industrial reconocido por la Unesco. La ciudad ya explotaba estas minas de plata y plomo durante las épocas cartaginesa y romana y de hecho vivió su máximo esplendor hasta 1324, año en el que las tropas aragonesas la conquistaron cerrando esta producción mineral. Hoy se puede visitar en ella el Museo de Arte Minero, el Museo de las Máquinas y otras minas, siempre con guía, como las de Monteponi, San Giovanni y Masua. No le va a la zaga su patrimonio religioso que encabeza la catedral de Santa Chiara, del siglo XIII con un llamativo campanario de piedras blancas y negras, y las iglesias de la Virgen de las Gracias y de San Francisco.

GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar

No más de dos horas en avión se necesitan para llegar a Cerdeña desde Madrid o Barcelona con algunas compañías “low cost” como Iberia Express o Vueling. Los aeropuertos más importantes de la isla se encuentran en Cagliari, la capital; en Alguero, al norte de la isla, y en Olbia, al nordeste. También es muy popular la opción de tomar un barco de la compañía Grimaldi Lines, que conecta Barcelona con Porto Torres en la costa norte de Cerdeña.

Dónde dormir

En San Antioco, Hotel Lu Maladroxia (luhotel-maladroxia.it); en Cagliari, Hotel Miramare (hotelmiramarecagliari.it).

Dónde comer

Prueba el queso de oveja “pecorino”, la alcachofa espinosa, el azafrán, los vinos, y, por supuesto, la pasta seca como la “frégula” y los “malloreddus” y los ñoquis sardos, y la pasta fresca, muy sabrosa al degustar los “filindeu”, los “lorighittas” y los “culurgiones”. En la capital, puedes comer en Su Zilleri e su Doge (claudioara.com/su-zilleri-e-su-doge/), que ha alcanzado gran fama bajo la dirección del chef Claudio Ara y Josto (ufficialejosto.it), del chef Pierluigi Fais.

Más información

Turismo de Cerdeña, sardegnaturismo.it/es

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