Cabo-Formentor

Mallorca, en 10 imprescindibles (empezando por una buena ensaimada) 

Decía Robert Graves que se vino a vivir a Mallorca buscando “sol, mar, fuentes, árboles umbrosos y poca política”. Vale, esta lista no está mal, pero nosotros la vamos a mejorar añadiendo montañas, algún monumento y una buena ensaimada artesana.  

by ANDRÉS CAMPOS

UNA ENSAIMADA MUY CURRADA
Si no es la mejor ensaimada de Mallorca, por ahí le anda. La hace Jaume Oliver en Can Salem, un forn situado en una callejuela detrás de la iglesia de Algaida. El proceso completo (amasado, varios reposos y fermentaciones, estiramientos, enrrollamientos y horneado) le lleva un ratín de 24 horas. Lógicamente, para poder vivir hace otras cosas menos laboriosas y también muy ricas: empanadas de pescado, cocas, cruasanes de mantequilla, cremadillos, magdalenas... Aunque dan ganas de llevarse una docena, Jaume advierte: “Las ensaimadas no viajan”. A las cuatro horas, ya no son lo que eran.

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LA CATEDRAL DE LA LUZ
A La Seu de Palma (catedraldemallorca.org) le dicen la “catedral de la luz”, por la mucha que entra por sus 87 ventanales y siete rosetones. Y también la “catedral del mar”, porque está asomada al mismo. Y la “catedral del espacio”, ya que es el edificio gótico que, con menos piedra, consigue mayor volumen interior. En verano se pueden visitar también sus terrazas y ver más de cerca su rosetón de 13 metros de diámetro, el mayor del mundo de este estilo. A los visitantes franceses les cuesta creer que sea más grande que el de Notre Dame. Pero como capital de la isla, Palma tiene muchos otros imprescindibles, como los patios que abren sus puertas en los callejones de su casco antiguo, su paseo marítimo, que recorre toda la bahía, el Paseo del Borne, la milla de oro de las compras, el castillo de Bellver...

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CALA VARQUES, UNA PLAYA DELICIOSA
Difícil decir cuál es la playa más bella de Mallorca, porque hay 262, casi tantas como gustos. Pero una que hay que visitar sí o sí es Cala Varques: 60 metros de arena blanca y fina lamida por unas aguas que parecen de mentira, entre pinares y riberas rocosas llenas de cuevas que hacen las delicias de los buceadores y los aficionados al psicobloc (escalada sin cuerda sobre el mar). Irá mucha gente, ¿no? Pues no tanta, porque hay que andar 20 minutos desde la carretera y eso es como 20 años luz para los domingueros. Está cerca de la urbanización Cales de Mallorca, en el término de Manacor.

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CAMINO DEL ARCHIDUQUE
En Valldemossa, la población más atractiva de Mallorca, nace el camino del Archiduque, un espectacular sendero de piedra seca que Luis Salvador de Austria (erudito, mecenas, precursor del turismo en la isla y primo de Sisí) construyó en la norteña sierra de Tramuntana y desde el que se domina a vista de águila las posesiones que tenía a uno y otro lado de las montañas. Por él se sube al Puig del Teix (y se baja) en unas cinco horas. Antes o después de salir a caminar, hay que visitar la cartuja de Valldemossa (cartujadevalldemossa.com), donde Chopin compuso el preludio Gota de agua.

YO, ROBERT GRAVES, VIVÍ EN ESTA CASA
Otro pueblo bonito a rabiar es Deià, donde vivió más de medio siglo el escritor inglés Robert Graves. La casa que habitó el autor de Yo, Claudio desde 1932 hasta su muerte en 1985 está acondicionada como museo (lacasaderobertgraves.org). Todo se conserva tal cual lo dejó, hasta las gafas y los folios manuscritos sobre la mesa de su despacho. Diríase que no ha muerto, sino que ha salido para darse el acostumbrado chapuzón en Cala Deià. Todos los que visitan la casa pasan también por el cementerio, donde una sencilla lápida recuerda su nombre y su oficio: “Poeta”.

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DEL TORRENT DE PAREIS AL CABO FORMENTOR
Para todos aquellos que les gusta patear la montaña, el Torrent de Pareis es la excursión más extraordinaria que se puede hacer en Mallorca, un recorrido de 5 horas que comienza en Escorca y recorre la Serra de Tramuntana. Los que prefieran el coche, el camino hasta el cabo de Formentor es una ruta deliciosa de un par de horas de trayecto que pasa por Valldemossa, Deià, Sóller y acaba, después de unas curvas de mareo, en Sa Calobra. En el camino, un santuario lleno de historia, como es el de Lluc, calas ganadas a los riscos y un faro, el de Formentor, en uno de los acantilados más evocadores de la isla.

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DE PALMA A SÓLLER EN UN TREN DE 1912
Si no nos seduce la idea de andar como las cabras por los pedregosos senderos de la sierra de Tramuntana, podemos saborear mucho más relajadamente este paisaje a borde del ferrocarril de Sóller (trendesoller.com), un tren de vía estrecha con vagones de madera que desde 1912 comunica esta localidad con Palma, salvando dichas montañas. Los billetes se sacan el mismo día en la estación de Palma, en la plaza d’Espanya, y el trayecto dura una hora. Una vez en Sóller, nos podemos acercar al puerto en un tranvía de la misma época, que camina sin prisa entre huertos y campos de naranjos.

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CABRERA: EL MEDITERRÁNEO DE ULISES
De la Colònia de Sant Jordi, en el sur de Mallorca, parten los barcos a Cabrera, una isla de 15 kilómetros cuadrados donde viven, igual que hace miles de años, más de 500 especies de plantas y 950 de animales marinos. Como decía Félix Rodríguez de la Fuente, es el Mediterráneo de Ulises, a media hora de Mallorca. Hay cinco sendas y un plan imprescindible: nadar y bucear en las aguas turquesas de Sa Cova Blava (la Cueva Azul). Conviene reservar algo de tiempo para recorrer el centro de visitantes de este parque nacional (cvcabrera.es), que se halla también en la Colònia de Sant Jordi.

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EN BICI CON STEPHEN ROCHE
El irlandés Stephen Roche, ganador de la triple corona (Tour, Giro y Mundial) en 1987, dirige desde hace 22 años una empresa en Mallorca que ofrece paquetes con hotel, bicicletas de alquiler, rutas guiadas y asistencia en carretera (stephenrochecycling.com). Un planazo, poder disfrutar pedaleando de una isla que posee un clima inmejorable, buenas carreteras, impresionantes paisajes y rutas para todos los niveles, y de paso recordar con el excampeón sus legendarios (y agónicos) duelos con Perico Delgado en la ronda francesa de aquel año.

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CASCO ANTIGUO DE ALCÚDIA
En una isla donde los turistas pagan por todo, casi hasta por respirar, es un gusto poder pasear libremente por el precioso casco antiguo de Alcúdia (alcudiamallorca.com), contemplando su muralla medieval (la única que se conserva íntegra en Mallorca) y asomándose a los patios sombríos de sus viejos casals. Lo ideal es hacer coincidir la visita con el mercado que se celebra todos los martes y domingos, de 8.30 a 13.30. Y, si hay tiempo, recorrer también las ruinas de Pollentia (pollentia.net), la que fue capital de Mallorca y todas las Baleares durante la dominación romana. Estas, sí, de pago.

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DE COMPRAS RICAS EN EL MERCAT DE L’OLIVAR
Para seguir disfrutando de la isla en casa al volver del viaje, podemos hacernos con unos cuantos kilos y litros de la mejor Mallorca en el tradicional Mercat de l’Olivar (mercatolivar.com), que abre sus puertas desde 1951 en el corazón de Palma (plaza del Olivar, 4). Menos ensaimadas, que ya sabemos que no viajan bien, apetece llevarse de todo: sobrasada artesana de porc negre, quesos de Mallorca con denominación de origen, botifarrons, camaiots, vinos de Binissalem y del Pla i Llevant, cocas, robiols… También hay ostrerías, sushi-bars y cocederos de marisco para comer in situ.

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