Eslovenia-navidad

Luces, mercadillos y mucha fiesta… Eslovenia se viste de Navidad

No hay lugar al que le sienten mejor estas fechas. Cálida y familiar, la Navidad eslovena se siente ya en las luces y los mercadillos, en los cánticos junto a la chimenea, en el aroma a galletas de canela. Pero también en los eventos culturales que salpican pueblos y ciudades, en la llegada de simpáticos personajes que son únicos en este rincón y en un ambiente festivo aliñado, cómo no, con una deliciosa gastronomía.

by HOLA VIAJES PARA TURISMO DE ESLOVENIA, NOELIA FERREIRO

Tiene el toque de tradición que le confiere la estampa más clásica de estas fiestas, la que llega acompañada de un manto de nieve y empapada de melancolía, la de los belenes vivientes, la congregación familiar, la mesa repleta de dulces elaborados por la abuela. Pero también goza de un halo de alegría que invita a la animación festiva, a la celebración de puertas afuera con un programa de acontecimientos al aire libre que recorre los rincones del país. Así es la Navidad en Eslovenia, entrañable, idílica y divertida, a veces como un cuento de hadas, y otras, como un concierto de rock.


LUCES Y AROMAS
Con ello llegan las fiestas a este país del corazón de Europa. Desde los picos blancos de los Alpes Julianos hasta la costa adriática de inspiración veneciana, desde los enclaves rurales entre lagos y cuevas hasta la vanguardia urbana de la capital. Aquí en Ljubljana, precisamente, el alumbrado navideño es de los más extravagantes de Europa. Nada de abetos y repetitivas figuritas de papá Noel. Lo que priman son las galaxias, los planetas y las lunas que brillan en el cielo de la que aún ostenta el título de Capital Verde 2016. Esta iluminación, diseñada por el artista Zmago Modic, y el mercadillo del casco antiguo, catalogado entre los diez mejores del Viejo Continente, distinguen a esta ciudad de corazón germánico pero espíritu mediterráneo.


Un mercadillo que, como en el resto del país, está urdido de puestos de madera donde se venden productos eslovenos primorosamente colocados: gorros de lana, artesanía, galletas de canela y dulces típicos como la potica (con masa enrollada y relleno de nueces y pasas) o el poprtnik o pan de Navidad (que, mandan los cánones, ha de comerse el 5 de enero como augurio de una buena cosecha). Y donde, por supuesto, también se bebe vino caliente o reconfortante orujo de miel.


LA VISITA DE LOS ‘HOMBRES BUENOS’
Que la Navidad es para los niños es algo que en Eslovenia saben muy bien. Porque es tradición que estos reciban por estas fechas nada menos que tres visitas. Las de tres ‘hombres buenos’ cargados de regalos. San Nicolás es el primero en llegar, el 5 de diciembre, acompañado de ángeles y demonios (krampuses los llaman) para recompensar o asustar a los pequeños según hayan sido buenos o malos.


Después, claro, se espera con entusiasmo a Papá Noel, que se cuela por la chimenea para colocar sorpresas bajo el árbol. Y unos días más tarde, viene su amigo Dedek Mraz que, según la leyenda, vive a los pies del Triglav, la montaña más alta del país y todo un símbolo de la identidad eslovena. Desde allí, en un carro tirado por caballos lipizanos, irrumpe en colegios y guarderías cargado de caramelos. Un personaje emblemático al que se puede contemplar en vivo en el tradicional desfile de Liubliana, a su paso por el Ayuntamiento o las plazas de Prešeren y del Congreso.


MAGIA EN TODOS LOS RINCONES
Más allá de la capital, la Navidad también esparce su magia en los rincones más remotos. Prueba de ello es Maribor, una encantadora ciudad de la región de Estiria, al noreste, que recuesta su casco antiguo a lo largo del río Drava. Aquí, año tras año, se aguarda a la celebración de Magical December, una agenda que llega cargada de eventos culturales, que permite patinar sobre hielo en una pista del centro y que culmina con la fiesta de Año Nuevo en la plaza más grande de Eslovenia.


No muy lejos, en Celje, otra deliciosa población atrapada en el tiempo, las calles se inundan de héroes y hadas que invitan a los más pequeños a participar en sus aventuras. El lago de Bled, al noroeste, probablemente el hito más popular, acoge el pesebre más grande del país, mientras recrea la bella leyenda de la campana de los deseos hundida en sus aguas esmeraldas. Y en la cueva de Postojna, ese prodigio de pasajes y galerías que dibujan una catedral subterránea, tienen lugar recitales navideños y el famoso belén viviente.


Queda la costa, esos 47 kilómetros de sol y salitre con sus playas limpias y pueblos pesqueros. Aquí la Navidad llega con el formato de conciertos de rock, teatro callejero, espectáculos de circo… y la elección del mejor vino espumoso en la bulliciosa localidad de Portoroz.


Más información: Turismo de Eslovenia (slovenia.info/es)

Y si quieres seguir descubriendo Eslovenia:

Eslovenia, un destino original para esquiar en los Alpes esta Navidad

20 perlas imprescindibles para captar la esencia de Eslovenia en invierno

Recorre una de las cuevas más sorprendentes del mundo en una experiencia única

Más sobre: