Los 14 pueblos de postal más bonitos de Castilla y León, pura esencia rural

by hola.com

Con nueve provincias y una extensión tan grande como ancha es Castilla es difícil hacer una selección de los pueblos más encantadores que salpican la llanura castellanoleonesa. Pero lo hemos intentado y eso ya es un logro. Frías, Covarrubias y Orbaneja del Castillo en Burgos, Arévalo en Ávila, Candelario, La Alberca y Mogarraz en Salamanca, Medinaceli en Soria, Santiago de Peñalba en León, en Segovia, Ayllón y Pedraza, Puebla de Sanabria en Zamora, Peñafiel en Valladolid y Aguilar de Campoo en Palencia. Todos ellos forman un buen catálogo de la riqueza rural de estas tierras, pueblos medievales anclados en el tiempo, de piedra y adobe, pueblos de agua, de arquitectura múdejar, con castillos sobre atalayas rocosas… Todos perfectos para una escapada de fin de semana.

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ORBANEJA DEL CASTILLO (BURGOS)
Si hubiese que elegir un lugar en el que el paisaje burgalés ha conseguido superarse a sí mismo este sería el cañón del Ebro a su paso por Orbaneja del Castillo, un pueblo de de viejas y escalonadas rúas que ha conservado todo el sabor de su arquitectura popular y que pasa por ser el más armonioso conjunto rural de toda la región / Foto: Miguel Ángel Muñoz Romero.

 

PEÑAFIEL (VALLADOLID)
La silueta del castillo bajo la que se cobija esta villa vallisoletana inmersa en el paisaje de viñedos de la Ribera del Duero se adivina desde muchos kilómetros antes de llegar a ella. En lo alto alardea una de las fortalezas más representativas de la arquitectura medieval española, que acoge el Museo Provincial del Vino, mientras a sus pies queda una regia ciudad que es más que su castillo, con iglesias, callejas y, sobre todo, su plaza medieval del Coso, que surten un menú tan suculento como el que se ofrece en sus bodegas.

 

ARÉVALO (ÁVILA)
La comarca de La Moraña es una inmensa llanura de cereal jalonada de pequeños pueblos que reúnen uno de las mayores y mejores conjuntos monumentales de arquitectura mudéjar. Arévalo, en la que Isabel la Católica vivió su niñez, es su capital, como tal se ha quedado con lo mejor de este arte del ladrillo, la plaza de la Villa (en la imagen) es el mejor testimonio, con sus viviendas con entramado de madera, soportal y flanqueada por la iglesia de Santa María.

 

AGUILAR DE CAMPOO (PALENCIA)
La que siempre fue una de las poblaciones más dinámicas del norte palentino y famosa por su industria galletera no es menos conocida por la calidad de un románico que tiene en el polivalente monasterio cisterciense de Santa María la Real su principal foco de atención, uno de los centros expositivos del centro Rom, junto a la sacristía y la capilla del Cristo, que ofrece un nuevo concepto de mostrar este arte al gran público.

 

AYLLÓN (SEGOVIA)
Pasar por la puerta del Arco, la única de las que contó su muralla, es la mejor forma de comenzar la visita a este pueblo segoviano donde los pasos siempre llevan a su plaza Mayor, de soportales bajos y suelos empedrados que guarda todo el sabor de las plazas de pueblo castellanas, que reúne el edificio del Ayuntamiento, la iglesia y el pilón circular. En lo alto, la torre vigía de La Martina, donde en otro tiempo estuvieron sus fortalezas, la árabe y la medieval, se disfruta de las mejores vistas.

 

FRÍAS (BURGOS)
La silueta del altivo y original castillo de Frías, en Burgos, levantado sobre una inverosímil atalaya rocosa, preside una ciudad que el tiempo y la historia han convertido en un atractivo núcleo de sabor medieval / Foto: Miguel Ángel Muñoz Romero.

 

CANDELARIO (SALAMANCA)
El magnífico paraje natural en el que se encuentra, la sierra de Béjar, y su bien conservada arquitectura popular fundamentan el atractivo de este pueblo serrano que pasa por ser uno de los más bonitos de España. Un concierto de aguas rumorosas acompaña el paseo por él, mientras se admiran sus típicas casas choriceras, en las que se curan desde siempre los mejores productos chacineros / Foto: Turismo de Salamanca.

 

MEDINACELI (SORIA)
Medinaceli es la perla medieval de Soria y atesora valiosos restos de cuando era la Occilis romana, empezando por su famoso arco triunfal, el único con tres vanos de España, e importantes restos también de cuando era Medina-Occilis, la capital de la Marca Media musulmana, como las murallas o el castillo. En medio del laberinto de pasadizos, rejas y blasones que es esta villa ducal descuella la colegiata del siglo XVI, levantada en la edad de oro de la localidad. Digna de un duque es la vecina plaza Mayor, al más puro estilo castellano.

 

COVARRUBIAS (BURGOS)
El valle del Arlanza enmarca el singular perfil de esta villa medieval que evoca en cada rincón el mítico origen del reino de Castilla. Las siluetas del torreón de Fernánd González y de la colegiata gótica presiden un caserío que invita a perderse por sus empedradas plazas y estrechas calles para disfrutar de una original arquitectura popular donde predominan casas nobles con entramados de madera / Foto: Miguel Ángel Muñoz Romero.

 

LA ALBERCA (SALAMANCA)
De postal. Así es este pueblo salmantino que pasa por ser uno de los mejores ejemplos de arquitectura popular serrana, con su apiñado caserío de calles empedradas, sus casas típicas de piedra con aleros que parecen juntarse, sus fuentes de granito y, sobre todo, la plaza Mayor, con floridos balcones, crucero y soportales.

 

SANTIAGO DE PEÑALBA (LEÓN)
Despuntando entre los tejados negros de una de las poblaciones más aisladas de El Bierzo, la iglesia de Santiago de Peñalba está considerada una auténtica joya del arte mozárabe leonés. Se encuentra al sur del Ponferrada, en el extremo final de un angosto valle abierto por el río Oza. El Valle del Silencio es un recóndito espacio natural en medio de montañas y tupido por monumentales castaños, oasis de espiritualidad por la presencia de dos templos mozárabes de factura impecable, este de Santiago de Peñalba y el de Santo Tomás de las Ollas.

 

MOGARRAZ (SALAMANCA)
Buscando el rumor del agua de sus catorce fuentes, rincones tan bonitos como el de Mané o el cerdo de San Antón, que deambula libremente por las calles, discurre el paseo por este pueblo que guarda con fervor sus tradiciones y su estampa típicamente serrana. Entre cruceros y originales dinteles esculpidos en granito con alusiones a la fe, se llega a la torre del Campanil y después a la iglesia de las Nieves donde, cada agosto, tiene lugar el Ofertorio a Nuestra Señora, una ocasión única para admirar la joyería, bordados y trajes tradicionales que evocan aquellas leyendas épicas de moras encantadas.

 

PUEBLA DE SANABRIA (ZAMORA)
Esta histórica villa no solo es parada obligada para quien entre o salga del colindante Parque Natural del Lago de Sanabria es que, además, reúne, por méritos propios, encantos suficientes para requerir su tiempo y su lugar en cualquier viaje por la comarca zamorana de Sanabria. El Macho, el torreón fortificado que despunta sobre el casco urbano, es su seña de identidad. En torno a él, murallas que aún se mantienen en pie y empinadas calles con casas blasonadas que llevan a la plaza Mayor, donde se levanta la iglesia de Nuestra Señora del Azogue.

 

PEDRAZA (SEGOVIA)
Amurallada prácticamente en su totalidad, el acceso a esta villa señorial segoviana se realiza por la puerta de la Villa. De su laberinto de calles sobresale la calle Real, flanqueada de vetustas casonas, que lleva hasta la plaza Mayor, el gran atractivo de la villa. Otro es su castillo, que hoy acoge el museo del pintor Ignacio Zuloaga. Y otro más su gastronomía, debidamente reputada gracias a la maestría de sus figoneros en el asado de corderos.