Siguiendo los pasos a Russell Crowe por Estambul

Además de enfrentarse al reto de dirigir su primera película, el actor se ha reservado el papel protagonista de ‘El maestro del agua’, un padre de familia australiano en busca de sus hijos, desaparecidos en la devastadora batalla de Gallipoli durante la I Guerra Mundial. Seguimos su periplo por esta ciudad turca en la que recalará durante su viaje para descubrirte algunos de los escenarios de rodaje y otros lugares imprescindibles de esta ciudad cruce entre Oriente y Occidente.

by Esperanza Moreno

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LA MEZQUITA AZUL
Hay cientos de mezquitas en Estambul apuntando con sus minaretes como lanzas al cielo, pero pocas como la Mezquita Azul, cuya magnificencia sale muy bien retratada en la película dirigida por Russell Crowe. Y es que esa fue la promesa que el director neozelandés le hizo al Ministro de Cultura turco a cambio de ser la primera persona a la que se le permitiera rodar en su interior: “Nuestra huella será muy pequeña, pero el impacto de lo que grabemos será gigante”. Para comprobarlo hay que cruzar su umbral y entender el porqué de su nombre: más de 20.000 azulejos de color azul adornan su gran cúpula central de 23 metros de diámetro y la parte superior de la mezquita. Iluminados por sus más de 200 vidrieras y las lámparas de araña que cuelgan del techo crean un espacio mágico como pocos. Si se quiere seguir descubriendo otras mezquitas, por supuesto, no hay que dejar de ver Santa Sofía, obra maestra de la arquitectura bizantina que fue durante nueve siglos iglesia, mezquita y hoy museo; pero también la de Solimán el Magnífico, la elegantísima Nuruosmaniye y la alejada pero más auténtica y sagrada de Eyüp.

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EL RITUAL DEL HAMAM
Un maestro del agua como Russell Crowe no podía dejar de pasar unas horas dedicado al ritual de tomar un baño turco durante su estancia en Estambul. Así que siguiendo su ejemplo, lo mejor será dedicar un tiempo a disfrutar de los vahos y los masajes que ofrecen estos espacios que son la versión otomana de las termas romanas. En la capital hay decenas, aunque no llegan sin duda a los 150 que llegó a tener en el siglo XVIII, pero si hay que elegir, dos de los más recomendables son el hammam de Çemberlitas (cemberlitashamami.com), construido por una sultana en el siglo XVI, o el también afamado de Suleymaniye (suleymaniyehamami.com.tr), el único mixto.

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LA PANORÁMICA DESDE LA TORRE GÁLATA
Estambul es una ciudad de panorámicas, y son un puñado las que asoman en la película dirigida por Russell Crowe, pero sin duda una de las más espectaculares es la que brinda al atardecer la Torre de Gálata, construida en el siglo XIV por los genoveses. Desde sus alturas se admira una de las mejores vistas sobre la ciudad y esa lengua de agua conocida como el Cuerno de Oro. Si se buscan otras perspectivas, pocas como subirse a uno de esos ferrys que navegan por el Bósforo, el canal que divide la parte asiática y la europea de Estambul, para admirar los palacios, como la inmensa fachada del Dolmabache, exquisitas villas, fortalezas, mezquitas y pequeños embarcaderos como Kanlica o Anadolu Kavagi, que asoman a sus aguas.

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UNA VISITA AL PALACIO DE TOPKAPI
Otro de los escenarios que se retratan en el filme es este palacio (topkapisarayi.gov.tr/tr) ampliado y engalanado con valiosísimas colecciones de arte por los sultanes otomanos que fue la sede de su Imperio hasta que en el XIX se trasladaron al más europeo palacio de Dolmabache. Los numerosos y pequeños edificios que lo conforman se organizan en torno a cuatro patios. Durante la visita a su interior hay que prestar especial interés al Tesoro y el Harén, donde residía el sultán con su familia y su séquito femenino.

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BARRIO DE BALAT
Las atestadas calles de este barrio de la parte europea de la ciudad también se han visto convertidas en escenario de la película, un particular barrio que, junto a los de Fatih y Fener, es un perfecto muestrario de la increíble riqueza étnica de Estambul, en el que residen judíos de origen griego y sefardí, estos procedentes de la península ibérica.

LA CISTERNA BIZANTINA
De los sesenta depósitos de agua que se construyeron en la época bizantina para abastecer la ciudad, esta cisterna es la mayor. Un lugar de una mística única, cuyas 336 columnas que lo sostienen explican su nombre en turco: Yerebatan Sarayi o el Palacio Subterráneo.

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LUGARES PARA TOMAR EL TÉ O CENAR
En el hotel en el que el protagonista se alojaba durante su estancia en Estambul, también comía, cenaba y hasta tomaba el té, servido siempre por una joven mujer con la que acabará forjando una gran amistad y a la que da vida la actriz Olga Kurylenko. Los que vayan en busca de locales con cierto encanto deberán saciar su apetito recalando en los cafés y restaurantes del barrio de Ortaköy, a orillas del Bósforo; en los distintos locales del edificio Nu Pera (nupera.com.tr), donde continuar allí mismo con una copa entre la gente guapa de la ciudad; o decantarse por opciones más refinadas como el restaurante del mítico Pera Palace (jumeirah.com) o el lujoso Ciragan Palace (kempinski.com), para, al menos, entrar a tomar un té.

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DE COMPRAS
Sin querer, Russell Crowe se ve en la película inmerso en un mercado de Estambul. Por los más afamados de la ciudad hay que perderse. En el laberinto de calles cubiertas del Gran Bazar, para dilapidar unas horas regateando por las alfombras, los kilims, las joyas de oro bajo y las magníficas artesanías y prendas de cuero que exhiben sus cerca de 4.000 tienditas; en el Bazar de las Especias, a escasos pasos del puente Gálata, para conseguir dulces, especias y frutos secos, los productos típicos del país.

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