Diez paisajes pintados en toda la gama de colores que causan admiración

Un recorrido fotográfico de la verde Costa Rica a la rosada Petra y de Marrakech, apodada la Ciudad Roja, a la amarilla Izamal, en México.

by hola.com

En la Provenza es el color morado de sus campos sembrados con la flor de la lavanda; en Marsella su belleza mediterránea y en multicolor los conventillos del popular barrio de La Boca de Buenos Aires. Barrios urbanos, desiertos, naturaleza, pueblos… muchos son los lugares que llaman la atención por su intenso colorido y han hecho de esta característica parte de su seña de identidad. Hemos reunido en este reportaje gráfico algunos de los más curiosos, pero podrían ser muchos más. ¿Podrías añadir tú alguno más a la lista de estos fotográficos paisajes?

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DE COLOR AZUL: MARSELLA
Marsella encandila con su belleza mediterránea, estando como está en pleno corazón de la glamourosa Costa Azul, pero además cuando cae la noche, su color gana en intensidad.

 

DE COLOR VERDE: COSTA RICA
Verde es el perenne color que define el paisaje de este país plagado de parques naturales –se cuentan más de cuarenta-, reservas ecológicas, volcanes, bosques tropicales y playas espectaculares. En la imagen, en kayak por Tortuguero / Foto: Sergio Pucci.

 

DE COLOR ROSA: PETRA
Excavada por completo en las rocas, los nabateos convirtieron Petra, la Ciudad Rosada del desierto, en un importante enclave de paso que unía las rutas de la seda y las especias. A primera hora de la mañana recorrer en carruaje este impresionante desfiladero o, ya de noche, asistir a un concierto de velas ante la mismísima fachada de El Tesoro es toda una delicia.

 

DE COLOR AMARILLO: IZAMEL
El encanto de este pueblo colonial distinguido como uno de los pueblos mágicos de México es, además de su legado histórico y cultural, el característico color de sus casas, pintadas, como también sus tiendas e iglesias, de amarillo dorado, de ahí que se le conozca como la Ciudad Amarilla.

 

DE COLOR OCRE: ERG CHEBBI
Dormir en una jaima bajo las estrellas o montar en camello son algunas de las experiencias sensoriales que se pueden vivir en los kilómetros y kilómetros de altas dunas de color ocre de Erg Chebbi, el desierto de arena más grande de Marruecos.

 

DE COLOR MORADO: LA PROVENZA
La imagen más fotográfica de esta región francesa es la de sus campos tapizados de color morado hasta el horizonte y un perfume intenso de mil flores de lavanda.

 

EN BLANCO Y AZUL: SIDI BOU SAID
Pulcra y resplandeciente, envuelta en los aromas de jazmines, pelargonios y azahar, esta joya tunecina se descuelga desde una colina enredándose en el blanco de su increíble luminosidad y de sus casas encaladas y en el azul intensísimo de la bahía, del cielo, y de las puertas que insistentemente se pintan en este color, al igual que sus ventanas de celosía.

 

DE COLOR ROJO: MARRAKECH
Es fácil entender contemplando desde una terraza la parte vieja de esta exótica ciudad marroquí porqué se la conoce como el sobrenombre de la Ciudad Roja, y es que ese es el color característico con el que están construidos los edificios de su Medina.

 

DE COLOR GRIS: TSINGY BEMARAHA
Las aguas subterráneas han creado en las mesetas calizas de la región de Melaky, en Madagascar, un insólito bosque de piedra (tsingy) de color gris. Un curioso paisaje protegido como Parque Nacional y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

 

MULTICOLOR: BUENOS AIRES
La serpenteante calle El Caminito, en el popular barrio de La Boca, es una de las más famosas de la capital argentina, y lo es por las coloridas fachadas de sus conventillos, levantados por inmigrantes italianos.