La magia y el romanticismo pertenecen a Brujas

Por mucho que lo hayamos buscado no hemos encontrado en esta ciudad de cuento un rincón que no invite al deleite constante, desde sus canales, puentes y fachadas hasta sus irresistibles tiendas de chocolate. Y es que esta ciudad belga derrocha belleza por los cuatro costados.

by hola.com
Brujas parece una ciudad detenida en el tiempo y por algo se ha ganado su declaración como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Nos damos una vuelta fotográfica por ella para enseñarte algunas de las joyas de esta ciudad situada a solo una hora de tren desde Bruselas. Cruzamos el puente de San Bonifacio, nos retratamos con nuestra pareja en los canales de esta Venecia del norte, entramos en sus tiendas de chocolates, paseamos por el Begijnhof, visitamos la catedral, nos asomamos al precioso patio del palacio de Gruuthuse, nos entretenemos en el lago del Amor, hacemos una escapada al pintoresco pueblo de Lissewege, conocemos a los primitivos flamencos en el Museo Groeninge, viajamos a la Edad Media en Historium…
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Brujas es un decorado de cuento, pero si hay dos lugares especialmente románticos para robar un beso a tu pareja estos son el lago del Amor y el puente de San Bonifacio / © Jan D'Hondt. 
De la catedral de San Salvador, que es la parroquia más antigua de Brujas (siglos XII-XV), destacan la galería con el órgano, las tumbas medievales, los tapices de Bruselas y la rica colección de arte flamenco (siglos XIV-XVIII). La cámara del tesoro alberga, entre otros, algunos cuadros de los primitivos flamencos, como Dirk Bouts y Hugo van der Goes / © Jan D'Hondt. 
Minnewater es el parque más famoso de Brujas, un romántico jardín que data del siglo XVI situado muy cerca de la estación central de ferrocarril y famoso por su lago del Amor, un remanso de paz con cisnes donde cuenta la leyenda que descansan los restos de la hija de un viejo marinero que prefirió escapar a tener que casarse con un hombre que no amaba. Dentro de él también hay varias estatuas, una capilla y múltiples senderos para pasear / © Jan D'Hondt. 
Brujas es un auténtico laboratorio de chocolate gracias a sus más de 50 maestros chocolateros, unos ya consagrados y otros muchos nuevos talentos. Basta dar un paseo por la ciudad y admirar sus escaparates para comprobar que en ninguna ciudad en el mundo hay chocolates de mejor calidad que los que se elaboran en Brujas. Algunos de los mejores restaurantes también organizan talleres para pequeños grupos donde sus chefs muestran de qué manera el chocolate se puede combinar con la gastronomía / © Jan D'Hondt. 
Groenerei / Peerdenbrug es uno de los sitios más hermosos y románticos de Brujas, con sus pintorescos canales, sus puentes viejos y sus edificios históricos / © Jan D'Hondt. 
A la izquierda, el precioso patio del palacio de Gruuthuse, gótico del siglo XV y construído en ladrillo, perteneció a una de las familias más ricas de la ciudad y hoy en día se ha transformado en Museo Arqueológico. A la derecha, la Basílica de la Santa Sangre, que conserva la reliquia de la Santa Sangre de Jesucristo, es una doble capilla; en la planta baja, la iglesia románica de San Basilio; en el primer piso, la basílica neogótica, reconstruida en el siglo XIX / © Jan D'Hondt. 
Por la calle Wollestraat se puede pasear en calesa, comprar souvenirs en sus tiendas de recuerdos o comprar los mejores chocolates belgas / © Jan Darthet. 
Pasear por Brujas en una de esas bicicletas vintage de la marca Achielle, fabricadas en esta ciudad y de la que Sarah Jessica Parker y Matthew Broderick son auténticos fans, podría ser una buena pista para recorrer Flandes en plan romántico, pero también una excursión en barco por los canales o una salida en busca de uno de esos rincones alejados de sus rutas más transitadas / © Jan Darthet. 
Belfort, el campanario, es a torre más conocida e importante de Brujas. Tiene 83 metros de altura y alberga una cámara del tesoro, un impresionante mecanismo del reloj y un carillón con 47 alegres y sonoras campanas / / © Jan Darthet. 
El Museo Groeninge contiene un grna número de obras que resumen la historia del arte belga. El punto central son los mundialmente famosos primitivos flamencos y junto a ellos puede contemplar piezas maestras del neoclásico, del expresionismo flamenco y del arte moderno de la posguerra / © Jan Darthet. 
El Begijnhof es una especie de ciudad en miniatura, con encaladas fachadas, un tranquilo jardín y museo fundada en Brujas en 1245 por la condesa de Flandes, Margarita de Constantinopla, y en la actualidad está habitada por monjas benedictinas / © Jan D'Hondt. 
El nuevo museo belga Historium ofrece al visitante la experiencia de ver, oler y sentir la ciudad de Brujas durante su época dorada en la Edad Media, cuando esta joya de la arquitectura flamenca era una de las cunas del comercio y la pintura en el Viejo continente. Un viaje de 35 minutos de duración a lo largo de siete salas temáticas donde los decorados, la película, la música y los efectos especiales se funden en una experiencia sensorial mágica / © Jan D'Hond. 
Brujas es conocida por sus canales como la Venecia del norte y cuando llegan los fríos es frecuente contemplarlos helados / © Jan Darthet. 
Justo detrás del lago del Amor se encuentra Begijnhof, o el Beaterio, un pequeño grupo de casas distribuidas alrededor de un jardín donde destacan álamos de gran tamaño. Los beaterios son recintos que surgieron en los Países Bajos durante la Edad Media con el fin de albergar a las mujeres que quedaron viudas y huérfanas tras las Cruzadas. Además de su interesante arquitectura, visitar Begijnhof permite trasladarse al pasado, conociendo parte de las costumbres medievales / © Jan Darthet. 
Para acceder al parque Minnewater hay que atravesar desde la estación central de tren un puente sobre un canal y pasar por la torre polvorín, que data de la época medieval) y era utilizada para almacenar armamento, pólvora y municiones. Es una de las torres que se conservan de la antigua muralla de Brujas / © Jan Darthet. 
En invierno la playa de Zeebrugge es el sitio ideal para tomar el aire, mientras que en verano los brujenses vienen a esta amplia playa a tomar el sol, bañarse o simplemente descansar / © Stad Brugge. 
Rozenhoedkaai es el lugar más fotografiado de Brujas. En la antigüedad tardía, fue probablemente un embarcadero para los barcos que transportaban la sal que los comerciantes venían a cargar y descargar. En aquella época, la sal era tan valiosa como el oro / © Jan Darthet. 
A solo 11 kilómetros al norte de Brujas se encuentra Lissewege, un pequeño y pintoresco pueblo ya muy cerca del mar de arquitectura tradicional flamenca, con casas blancas y tejados rojos, un canal que recorre su centro y la iglesia de Nuestra Señora, con una imponente torre de ladrillo del siglo XIII de más de 50 metros de altura a la que es posible subir para contemplar un soberbio paisaje / © Jan D'Hondt.