Al ritmo de los vientos del sur en Tarifa

Europa acaba y comienza en este lugar mítico, épico y enaltecido por la leyenda donde se dan cita los amantes de los deportes náuticos. Porque todavía apetece playa, esta fotogalería es una invitación a una escapada perfecta a Cádiz para estos primeros días de septiembre.

by hola.com

Hubo un tiempo en que se creyó que todo comenzaba y terminaba aquí. Que más allá de las aguas mansas del Mediterráneo todo era misterio y peligro. Solo catorce kilómetros unen y separan dos continentes, un mar y un océano. Tarifa, la punta más al sur de Europa y la Península Ibérica, es el destino elegido cada año para los amantes de los deportes del viento. En ella soplan los vientos de levante y el poniente. Y a su socaire cada año windsurfistas de todo el mundo se dan cita en sus playas atraídos por la fuerza de los elementos, el azul de sus dos aguas y la belleza de un entorno único. Frente a las amplias extensiones de arena que forman unas playas aún resguardadas de la masificación turística motean las velas de los windsurfistas que se alían con los fuertes vientos del Estrecho para sortear olas que superan muchos días los cuatro metros de altura.

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Aunque el origen del paddle surf es muy antiguo, los nativos de las islas polinesias ya practicaban esta modalidad estrechamente relacionada con el surf, ahora es la nueva moda. Consiste en remar de pie encima de una tabla de surf de gran tamaño, con la ayuda de un remo. Con ella se pueden realizar rutas o paseos en mar plana así como surfear grandes olas. 
Las playas de Tarifa son la meca de los deportistas y de aquellos que quieren iniciarse en la complejidad de las nuevas especialidades que van surgiendo desde el primitivo surf.  
La observación de cetáceos en el Estrecho es una experiencia única, porque permite relacionarse con los animales en libertad y constatar la belleza del mar en un sorprendente enclave, declarado Parque Natural y Reserva Intercontinental de la Biosfera / © José M. Caballero-Turmares. 
Las curvas calles de Tarifa derivan en plazas pequeñas y sombreadas por altas palmeras en las que se disponen animadas terrazas abiertas los doce meses del año. 
Durante todo el año es fácil avistar en el entorno de Tarifa delfines comunes, listados, mulares y calderones comunes, con una probabilidad de casi el cien por cien. Las orcas y los cachalotes limitan su presencia a sus periodos de alimentación, en verano las primeras y entre marzo y julio los segundos; mientras las grandes ballenas, los rorcuales comunes, se limitan a salir a la superficie en la temporada de mayo a julio, cuando cruzan el Estrecho en su ruta migratoria. 
Viento, agua y adrenalina se confabulan en este espacio natural protegido de gran valor ecológico, escoltados por los primeros molinos de viento que en España generaron energía eólica. 
La playa de los Lances, un ancho arco de arena blanca lamido por las aguas del Atlántico y escoltada por un bosque de pinos, abraza un área natural muy diversa, con dunas móviles pobladas por una vegetación marina que resiste los azotes del viento y pequeñas marismas que forman en su desembocadura los cursos fluviales de los ríos Jara y Vega, así como el arroyo Salado, pero su valor ecológico reside en la gran cantidad de aves migratorias que se concentran aquí a la espera de que el viento las empuje hasta lugares más cálidos en el norte de África / © Manolo Rojas.  
Próxima a la punta de Tarifa se encuentra la bellísima playa de Bolonia, en el actual Parque Natural del Estrecho, donde toma asiento el insigne conjunto arqueológico de Baelo Claudia, fundado por los romanos en el siglo II a.C. La visita al enclave recorre el foro, los templos, el santuario, el mercado, la basílica, el teatro, las termas y las fábricas de salazones, que proporcionaron a la ciudad gran desarrollo económico gracias al pujante negocio con las colonias del Norte de África. 
Al atardecer, las playas de Tarifa también atraen a los que buscan un lugar único para disfrutar de espectaculares puestas de sol llenas de color. 
De la N-340, que recorre todo el litoral, parten carreteras serpenteantes que van a morir a la playa, donde sentarse en una terracita y disfrutar de un merecido descanso después de una jornada deportiva. 
Tarifa se ha ganado con todo merecimiento un nombre en el mundo del windsurf, y esa es una de las razonas por la que es conocida en toda Europa. 
En torno a los deportes de viento, Tarifa ha creado una amplia infraestructura de comercios y escuelas especializadas que permiten practicar estas disciplinas náuticas sin riesgo alguno. 
La evolución de los deportes náuticos de viento ha dado paso a modalidades como el kitesurf, también conocido como flysurf o kiteboarding, que consiste en engancharse a una especie de parapente y aprovechar el empuje de los vientos más suaves / © Miriam Reik. 
Empresas como Turmares ofreces salidas por el Estrecho de Gibraltar acompañados de biólogos, investigadores científicos y otros profesionales del mar para avistar cetáceos, ballenas, delfines y cachalotes, animales pacíficos que se han convertido en símbolo de Tarifa. 
La playa de los Lances, la más famosa de Tarifa, es uno de los refugios más venerados por surfistas de medio mundo, que tienen el viento de Levante como aliado.