48 horas en… Bruselas, que está de moda
Una escapada a la capital belga para disfrutar de su historia, su cultura, su gastronomía y del shopping.
Grand Place (4 h.)
Nada más aterrizar, lo suyo es ir a la Ciudad Baja, el antiguo corazón de la ciudad porque llegar a la Grand Place, “la plaza más bella del mundo”, atardeciendo o ya de noche es una experiencia sublime. El Ayuntamiento, la Maison du Roi -antigua residencia de los monarcas españoles-, la Maison des Ducs de Brabant, y la Maison des Boulangers, coronada por una espectacular cúpula de cobre, son los edificios principales. Aquí hay que tomar asiento en la terraza de Le Roi d’Espagne para una primera cerveza de las que enorgullecen a los belgas mientras se contempla este insuperable conjunto arquitectónico protegido por la Unesco.
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Antes de ir a cenar, el Manneken Pis, que está muy cerquita, merece un saludo. Para cenar, prácticamente cualquier restaurante es bueno porque Bruselas en una ciudad de gourmets. Para empezar con algo clásico, hay que volver sobre los pasos hasta la Rue des Bouchers, donde se encuentran mesones como Aux Armes de Bruxelles, especializados en el plato nacional: moules et frites, las gigantescas cacerolas de mejillones en salsa que se acompañan con patatas fritas. Sencillamente deliciosos…
SÁBADO
Ruta Art Nouveau (4 h.)
Los quinientos edificios que componen esta ruta se encuentran diseminados por el centro y los barrios de Ixelles, Bailli, Châtelain, Brugmann y Saint Gilles. Hay que tener en cuenta que la mayoría, por estar habitados, tan solo se pueden ver por fuera y que es al arquitecto Victor Horta al que se le atribuye la instauración de este delicioso movimiento artístico a principios del siglo XX que transformó para siempre la apariencia de la ciudad.
Como todavía quedan algunos cafés centenarios anclados en este estilo se puede empezar el día desayunando en el Falstaff (lefalstaff.be) o en De Ultieme Hallucinatie (ultiemehallucinatie.be), para continuar después visitando al menos los más imprescindibles con el Hotel Hannon (contratype.org) de Jules Brunfaut a la cabeza, donde de paso se pueden ver interesantes exposiciones fotográficas. La casa de Paul Cauchie (cauchie.be), la Maison Saint-Cyr y la Maison Ciamberlani, de Paul Cauchi, Gustave Strauven y Paul Hankar, respectivamente, son tres ejemplos soberbios de la delicadeza de formas onduladas y las complicadas decoraciones de inspiración fantástica que caracterizan al modernismo.
De museos y shopping (3 h.)
La capital belga dispone de más de un centenar de museos, así que las posibilidades son muchas y variadísimas. Si hay que elegir, mejor quedarse con los Almacenes Waucquez. Primero porque se trata de uno de los proyectos más reveladores de Horta y, segundo, porque aquí está, el Centre Belge de la Bande Dessinée (comicscenter.net), en el que se puede ver una completísima retrospectiva del universo de los tebeos y sus más importantes creadores nacionales, entre ellos los padres de personajes míticos como Tintin o Spirou. Para un buen almuerzo con vistas privilegiadas, el restaurante que se encuentra en lo alto del Museo de Instrumentos Musicales (restomim.be), por cierto, otro maravilloso edificio que también lleva la firma de Horta.
Tras recuperar fuerzas, la tarde se puede dedicar a ir de shopping. La Place du Grand Sablon y la anexa Avenue Louise forman un eje repleto de tiendas maravillosas. También hay muchos cafés coquetos, como el famoso Wittamer (wittamer.com). No hay que dejar de entrar en alguna tienda de chocolates. Godiva, Leonidas, Pierre Marcolini y Neuhaus, como referentes indiscutibles, tienen establecimientos sorprendentes en esta zona.
Por la noche, hay que ir a cenar a Cospaia (cospaia.be), un templo del buen gusto con una terraza panorámica. Y si apetece una copa, a The Flat (theflat.be), un original piso-bar donde es posible tomarse un cóctel mismamente en la cocina o en la bañera.
DOMINGO
Mercadillos y arquitectura (2 h.)
Tras levantarse pronto hay que poner rumbo hacia el Quartier Marolles para mimetizarse con los bruselenses. Todas las mañanas en la Place du Jeu de Balle se despliega un fabuloso mercadillo, pero los domingos es cuando más puestos hay y más animado está. Cualquier cosa imaginable está a la venta, desde ropa a muebles antiguos, vajillas, cuadros, discos, libros, etc. De allí a la Rue Haute, para seguir con las antigüedades, hay solo un paso. Por cierto, esta calle forma parte ahora de un quartier muy bohemio, habitado por numerosos artistas en el que vivieron Pieter Brueghel El Viejo y Rodin.
GUÍA PRÁCTICA
CÓMO LLEGAR
Brussels Airlines ofrece vuelos desde Madrid, Barcelona, Sevilla, Málaga y Palma de Mallorca. Iberia y Vueling también disponen de una amplia oferta de conexiones. Los vuelos de Ryanair llegan al aeropuerto de Charleroi, a 60 km. al sur, desde múltiples ciudades españolas.
CÓMO MOVERSE
Lo más recomendable es hacerse con la tarjeta Brussels Card (brusselscard.be) con la que se obtienen viajes ilimitados en la red de transporte público, acceso gratuito a más de 30 museos y atracciones turísticas además de sustanciosos descuentos en restaurantes, bares y tiendas. Existen tres versiones de 24 h. (24 €), 48 h (34 €.) y 72 h. (40 €). Se venden en la Oficina de Turismo de la Grand Place, en las estaciones de Midi o Mont des Arts y, más fácil todavía, a través de su web.
HOTELES
Si el presupuesto no es un problema, el Hotel Amigo (hotelamigo.com), un cinco estrellas absolutamente delicioso, será la elección perfecta para una estancia memorable. Más modestos pero cómodos y bien situados, el Thon Hotel Bristol Stephanie (thonhotels.com) y el NH Hotel du Grand Sablon (nh-hoteles.es). Si se prefiere algo más vanguardista, en el Hotel Bloom (hotelbloom.com), las habitaciones han sido decoradas por jóvenes artistas europeos.
MÁS INFORMACIÓN
Turismo de Bruselas, visitbrussels.be; Turismo de Flandes, flandes.net; Turismo de Bruselas y Valonia, belgica-turismo.es..
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