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48 horas en Copenhague, una guía para tu próximo viaje

La capital de Dinamarca aúna un casco viejo sembrado de historia con la arquitectura de vanguardia más osada. El diseño aflora por doquier, tiene más bicis que coches, una vida cultural de primera y, por si fuera poco, se ha convertido en la capital gastronómica de Escandinavia, amén de ser una de las urbes más ecológicas del globo.

by ELENA DEL AMO

VIERNES

Atardecer y cena en Nyhavn
El vuelo dura algo más de tres horas, por lo que si con suerte se llegará aún con luz, habría que encaminarse hacia el puerto de Nyhavn para disfrutar en él de la puesta de sol. Esta es la hora que mejor le sienta a este canal flanqueado de barcos de madera y centenarios almacenes reciclados en bares y restaurantes donde iniciarse en el sabor de los smørrebrød, las rebanadas de pan de centeno recubiertas de camarones, salmón, arenque marinado o algún tipo de carne o ensalada que pueden por sí solas constituir una comida danesa en toda regla. Por aquí, locales como Nyhavns Færgekro (nyhavnsfaergekro.com), Cap Horn (caphorn.dk) o el Café Nyhavn 17 (nyhavn17.dk) no serán prohibitivos pero tampoco baratos. En realidad casi nada lo es en esta ciudad. Sin embargo una cena o al menos una jarra de Carlsberg o Tuborg por el Nyhavn es un placer al que no se debería renunciar.

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SÁBADO

El casco histórico
Habrá que volver a Nyhavn de mañana para tomar uno de los barquitos que en poco más de una hora recorren gran parte del cogollo histórico, dejando a la vista iconos de Copenhague como la escultura de La Sirenita que inspirara el cuento del hijo adoptivo predilecto de Praga, Hans Christian Andersen, el magnífico edificio de la Bolsa o la iglesia de Vor Frelsers Kirke, y también exponentes de su arquitectura de vanguardia. Entre éstos, el anexo de la Biblioteca Real conocido como el Diamante Negro y la nueva sede de la Ópera, en una isla del puerto. Al desembarcar podría darse un paseo más a fondo hacia el norte del canal, sin perderse la plaza octogonal en la que se alzan los cuatro edificios rococós del palacio de Amalienborg, la residencia invernal de la reina, para proseguir por la ciudadela fortificada del Kastellet y luego auparse a lo alto de la Iglesia de Mármol para admirar las vistas.

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Muy cerca se abre la enorme y aristocrática plaza de Kongens Nytorv, rodeada por el palacio de Charlottenborg y el Teatro Real. Este sería el comienzo o el final, según se mire, de la zona peatonal de Strøget, la más comercial, cuyas tiendas a menudo se han instalado en bellas mansiones cargadas de siglos. Esta transitadísima calle y sus algo más tranquilas bocacalles andan sobradas de locales en los que picar algo rápido, como el Café Victor (cafevictor.dk); el Europa 1989 (europa1989.dk) o el coquetísimo Royal Café (royalsmushicafe.dk), inventor del smushi, unos bocados entre el tradicional smørrebrød y el sushi.

Compras y cena en el Tívoli o los barrios étnicos
Entre boutiques de firmas internacionales, nuevos diseñadores, grandes almacenes y tiendas con decoración para el hogar de puro diseño danés se podrán combinar unas horas de compras con un zig-zag por cada lado del Strøget para admirar algunos de los monumentos esenciales de Copenhague. Hacia el norte, el observatorio astronómico de la Torre Redonda, por cuya rampa de caracol ascender para divisar el casco viejo a sus pies, o, entre un precioso jardín, el castillo de Rosenborg en el que residieran los monarcas hasta 1710. Sobre los empedrados de la Strøget se suceden primorosas plazas como la de Nytorv y Højbro Plads y, del otro lado de este extenso y peatonal eje comercial, desde la antiquísima iglesia de San Nicolás hasta la Bolsa, la Biblioteca Real, el palacio neobarroco de Christiansborg que alberga el Parlamento o las colecciones del Museo Nacional y la Ny Carlsberg Glyptotek. A cada quien de elegir lo que más le interese antes de culminar en Rådhuspladsen, la neurálgica Plaza del Ayuntamiento, que también se puede visitar por dentro y hasta subir a su torre.

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Por allí queda la célebre estatua de Andersen junto a la que pocos turistas se resisten a hacerse una foto de rigor y, también, la entrada a los Jardines de Tívoli, un entrañable parque de atracciones con siglo y medio de historia. Una opción redonda especialmente si se va con niños. Si no, hay que decantarse por salir a descubrir los restaurantes árabes y mediterráneos del multiétnico barrio de Nørrebro y contagiarse luego de la vida nocturna de los de Østerbro o Vesterbro.

DOMINGO

Los grandes museos o Christiania (5 h)
Idealmente se habrá reservado el último vuelo posible de regreso para poder aprovechar bien este día. De esta forma podría dedicarse parte de la mañana a alguno de los grandes museos de la ciudad ya que, aunque el día anterior se pasara por la puerta de algunos de los mejores, como el Museo Nacional (natmus.dk) o la Ny Carlsberg Glyptotek (glyptoteket.dk), lo más seguro es que no diera tiempo de entrar a visitar sus colecciones. Pero lo que sin duda no se debería quedar sin ver es el barrio libre de Christiania, una comunidad hippie medio autogobernada y medio legal surgida en los sesenta y, todavía hoy, un mundo aparte. Aquí, en el corazón de la más civilizada Europa, sus habitantes no pagan impuestos y la policía hace la vista gorda en casi todo lo que respecta a su relajada forma de vida. Deambular por las viviendas que sus habitantes se han construido con sus propias manos o acercarse a comer a sus cafés o sus restaurantes alternativos será toda una experiencia.

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GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar
Vuelos directos a Copenhague desde varias ciudades españolas con Iberia, SAS o Norwegian.

Cómo moverse
La parte histórica es relativamente pequeña y la mayoría de los desplazamientos podrán hacerse a pie o en bici, el medio más cotidiano de sus habitantes. Aun así el transporte público es excelente. La tarjeta Copenhagen Card (copenhagencard.com), válida para 24, 48, 72 o 120 horas, se solicita al menos 10 días antes de la visita, con precios que van desde los 27 € hasta los 57 €.

Dónde dormir
Junto a clásicos como el cinco estrellas D’Angleterre (dangleterre.com), que reabrió sus puertas en 2012 tras una profunda reforma, o el cuatro estrellas Admiral Hotel (admiralhotel.dk), destacan hoteles-boutique de diseño como el Avenue Hotel (avenuehotel.dk) o los coquetos First Hotels (firsthotels.com).


Dónde comer
Además del Noma (noma.dk), la capital gastronómica de Europa cuenta con una docena de restaurantes con estrella Michelin como Formel B (formelb.dk) y hasta algún Bocuse d'Or como Geranium (geranium.dk). Menos prohibitivos el Royal Café (royalsmushicafe.dk), o el Madklubben Bistro de Luxe (madklubben.dk).

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Ocio nocturno
Sin moverse del centro puede encontrarse casi de todo: desde los turísticos bares del Nyhavn hasta clubs de jazz míticos como La Fontaine (lafontaine.dk) o infinidad de pubs y locales con música en vivo por las inmediaciones de Strøget, como The Dubliner (thedubliner.dk), Jazzhouse (jazzhouse.dk) o el chic bar de cócteles 1105 (1105.dk). Los barrios de Nørrebro y Vesterbro están de moda entre los más jóvenes y alternativos.

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Compras
Por la calle peatonal Strøget podrá encontrarse de todo: desde marcas internacionales hasta almacenes clásicos como Magasin du Nord (magasin.dk) y diseñadores daneses. Muchos de éstos también tienen sus boutiques por los barrios de Vesterbro o el multicultural Nørrebro, por ejemplo, en este último, en la calle Elmegade. La ropa vintage, con tiendas como FN92 (fn92shop.com), Time’s up (timesupshop.com) o Fisk (Sankt Peders Stræde 1), es uno de los fuertes de Copenhague, así como sus tiendas de objetos para el hogar de puro diseño danés.

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