El Patio de los Leones y la exposición de Sorolla, dos razones para volver a la Alhambra

Para ver cómo ha quedado el Patio de los Leones, que tras diez años de rehabilitación se abre dentro de unos días al público, para ver la exposición de Sorolla en el Palacio de Carlos V o para conocer los secretos de este enigmático lugar. Hay nuevas excusas para regresar en verano a este tesoro del patrimonio mundial.

by hola.com

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La taza de mármol de Macael que preside el Patio de los Leones es una de las fuentes más famosas del mundo. Labrada en una sola pieza y con 12 leones en su base que funcionan como surtidores, fue colocada en el corazón de este lujoso palacio allá por el siglo XIV, durante el momento de máximo esplendor del sultanato nazarí. Diez años lleva rehabilitándose y dentro de unos días se podrá ver en todo su esplendor.

Si se buscan otras excusas para volver a la Alhambra, aunque no hiciera ninguna falta, la exposición que el gran monumento nazarí presenta hasta el 14 de octubre bajo el título Jardines de luz es una más. Una de las grandes muestras de la temporada que reúne medio centenar de obras del pintor valenciano Joaquín Sorolla fruto de los viajes de éste por Andalucía, y que se ha reunido en el Palacio de Carlos V.

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Pero la Alhambra, este mito imperecedero, este palacio de ensueño, el más pregonado y enaltecido de todos los tiempos, es también un enigmático cofre de leyendas románticas y secretos. ¿Quieres que te los desvelemos?

Cuando se visita la Alhambra, a cada paso uno se pregunta adónde conducirá aquella puerta o ese oscuro túnel. La visita habitual establece un recorrido que se inicia en la Alcazaba, prosigue en los Palacios Nazaríes y termina en el Generalife, la finca de recreo de los sultanes. Pero por mitad de este itinerario aún hay espacios para la sorpresa. La Alcazaba es la primera memoria de la Alhambra. Sus muros y torreones encierran los pilares de un castillo anterior de época zirí. Lo que no se ve es un conjunto de galerías subterráneas y de mazmorras donde cumplieron pena soldados importantes y gerifaltes que intercambiaban con los reinos enemigos.

Los palacios de Comares y los Leones, donde los sultanes nazaríes gobernaron y vivieron, constituyen el argumento central de la visita, y entre uno y otro, los baños reales. Ambos lugares están salpicados de velados secretos, como las galerías altas de los palacios, donde residía la familia real y los altos miembros de la cancillería granadina. También es secreto el interior de la Torre de Comares, donde el techo del solio del sultán es la más bella obra de carpintería de la cultura hispanoárabe, y el acceso a sus almenas. De llegar a ellas, uno quedaría extasiado por la belleza de la Alhambra y el Albaicín enfrente.

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Al lado de El Partal se esconde uno de los tesoros mejor guardados. Se trata de las llamadas Casas Moriscas, que conservan las únicas pinturas figurativas murales del Islam hispano. Pero no hay que ir muy lejos para descubrir otro de los misterios más inquietantes del conjunto monumental: la Escalera Secreta, un estrecho subterráneo con cientos de peldaños que desciende a los pies del valle del Darro y que podría ser una vía de escapatoria para los gobernantes de la Alhambra.

El paseo de las torres, tan ligadas al recuerdo del escritor romántico Washington Irving, conduce a la zona del Secano, un conjunto arqueológico que aún esconde bajo sus suelos la memoria de la medina y del barrio de artesanos. Fuera aguarda el Generalife, con un último lugar donde dejarse vencer por la belleza de Granada: la Silla del Moro, el reconstruido castillo donde las miradas se pierden frente al valle del Darro, el Sacromonte y el resto de barrios históricos de una ciudad única.

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GUÍA PRÁCTICA

Cuándo ir
Aparte de la exposición sobre Sorolla, en julio se celebra en el Palacio de Carlos V el Festival Internacional de Música y en agosto el auditorio del Generalife acoge representaciones musicales vinculadas a la memoria de Federico García Lorca. Es recomendable adquirir la entrada al conjunto (13 € la entrada general) por internet.

Dónde dormir
Parador de Granada. Pasar la noche en el interior de la Alhambra, entre jardines, fuentes y arquitecturas nazaríes y cristianas, es posible en el antiguo convento de San Francisco, el más caro y a la vez el más solicitado de toda la red nacional.
Palacio de los Patos. Este cinco estrellas es tan elegante como sugerente. Uno de los palacetes recordatorios de la pujante burguesía granadina de la segunda mitad del siglo XIX sirve de escaparate de un alojamiento diferente.
El Ladrón de Agua. Se halla en la bella Carrera del Darro y sus habitaciones miran hacia la Alhambra.

Dónde comer
En Chikito, en la plaza del Campillo, para probar su rabo de toro. También en Cunini, en la plaza Pescadería, cuya carta invita a degustar una cocina de mercado, pescados y mariscos de Motril, junto a platos tradicionales. Y, una tercera opción, en La Mimbre, situado en los bosques de la Alhambra, cuya terraza abre a los pies de la Torre del Agua y su cocina es colorista y popular.

Más información
Patronato de la Alhambra y Generalife y Turismo de Granada.

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