Descifra el enigmático embrujo de las momias

En las más de cincuenta salas del Museo Egipcio de El Cairo, el poder de los faraones sigue vivo, y su leyenda también. Si quieres descubrirlo te sumergirás en una de las culturas más fascinantes que ha conocido la tierra.

by hola.com

Su empeño por alcanzar la inmortalidad las ha convertido en objetos de vitrina, pero lo cierto es que el tiempo no ha matado la mágica atracción de las momias. Su fascinanción sigue viva, y su parcela de inmortalidad también. Entre metros de tela y piel apergaminada, ellas continúan guardando celosamente su secreto.

Napoleón fue el culpable de que Europa cayera rendida a los pies del misterioso país del Nilo. En 1798, y como siempre guerreando, esta vez contra los ingleses, el emperador comenzó a desenterrar los tesoros de Egipto y, sin saberlo, creó el germen de lo que años después sería el magnífico Museo Egipcio de El Cairo.

Inaugurado en 1902 en la céntrica plaza de Tahir, este edificio rosado de amplias salas es hoy un referente no sólo de la ciudad, también de todos aquellos amantes del antiguo Egipto. Entre sus paredes se guardan y explican más de cincuenta siglos de historia faraónica, todo un legado que conviene disfrutar sin prisas.

Sin duda, el tesoro más espectacular de todos los que guarda el museo es el que en su día fue propiedad de Tutankamón, el emperador niño, que con sólo 18 años consiguió almacenar más riquezas que Aristóteles Onassis en toda su larga vida. El hallazgo es obra del arqueólogo británico Howard Carter, que en 1922 abría una de las más enigmáticas puertas de la historia antigua e inauguraba un siglo lleno de fantásticos descubrimientos. Así comienza oficialmente la leyenda o, para muchos, la maldición que pesa sobre todo aquel que ose perturbar el descanso eterno de una momia.

La vasta oferta del museo bien merece una visita de varios días, ya que en su interior se muestran 250.000 piezas que cubren la historia entera del Antiguo Egipto, un período que ocupa unos 5.000 años. El recorrido por sus dos plantas debe incluir las salas destinadas al tesoro de Tutankamón, pero hay otras también imprescindibles, como las del Imperio Antiguo, la majestuosa sala de Amarna –dedicada a Akenatón, el faraón hereje-, la de Ramsés II, y por supuesto, la de las momias reales, donde está prohibido alzar la voz por encima del susurro y cuyo oscuro y sepulcral ambiente contribuye a engrandecer el misterio faraónico.

GUIA PRÁCTICA

Cómo llegar
A través de buscadores como www.rumbo.es, www.govolo.com o www.terminala.com pueden compararse las mejores tarifas de distintas compañías para la fecha en que se quiera viajar, en su mayoría haciendo escala y a partir de unos 310 € en algunas fechas. Si se prefieren vuelos directos, consultar con Iberia o Egyptair.

Dónde dormir
En Four Seasons Cairo at The First Residence, en Giza, una exquisitez barroca convertida en mito por una larguísima lista de viajeros ilustres y con magníficas vistas sobre las pirámides. También para disfrutar de éstas, el Mena House Oberoi, un clásico del lujo asiático desde su apertura en 1869. En pleno centro de El Cairo, las 24 habitaciones del Talisman son un remanso de calma y suntuosidad. Situado a 12 kilómetros de El Cairo, en la tranquila zona de Maadi, Villa Belle Epoque es un íntimo alojamiento que, recientemente restaurado, vuelve a ofrecer toda su antigua elegancia colonial.

Dónde comer
Abou El Sid el primer restaurante moderno de El Cairo, es un lugar imprescindible para todo aquel que quiera disfrutar de la mejor cocina egipcia en un ambiente distinguido. En el piso 41 de la Nilo Tower, La Tour D’Or ofrece vistas magníficas y cocina mediterránea. Sequoia, en la punta septentrional del elegante barrio de Zamalek es un espacio amplio y agradable, perfecto para desconectar y relajarse fumando una pipa de agua o contemplando una excelente panorámica sobre el Nilo.

No te pierdas
La meseta de Giza, a 20 kilómetros de El Cairo, donde entre camellos, caballos y vendedores ambulantes se contempla el esplendor de la Gran Esfingue y las pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos. Una vez en la capital egipcia, una de las urbes más pobladas del mundo y, pese al aparente caos que reina en sus calles, la mejor manera de conocerla es caminando, dejándose llevar sin rumbo por su laberíntico centro. No hay que perderse El Cairo islámico, un fabuloso conjunto de mezquitas, mausoleos y minaretes que aún conserva la esencia de las mil y una noches, con el bullicioso bazar Khan el- Khalili, el más grande de África y uno de los más apabullantes, y la mezquita de Al Azhar como principales reclamos. En esta misma zona se encuentra la Ciudad de los Muertos, un gigantesco cementerio habitado por vivos que continúa la tradición faraónica de mezclar la vida y la muerte. En El Cairo copto no hay que perderse la bella Iglesia Colgante.

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