Las mejores panorámicas del mundo

Hemos elegido una única vista por continente de esas que cortan la respiración, con a menudo un restaurante o un bar para disfrutar de unos momentos únicos sobre la cima.

by hola.com

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En la punta de la Torre Eiffel
Quién le hubiera dicho al pobre Eiffel que el polémico armatoste de 324 metros que levantó en el corazón de París para la Exposición Universal de 1889 acabaría con el tiempo convirtiéndose en el símbolo de la capital y hasta de toda Francia, amén del monumento más visitado del planeta. “Montón de chatarra” o “candelabro hueco” fueron algunas de las lindezas que en aquellos años le dedicaron los escandalizados parisinos a la Torre Eiffel, que se libró de ser desmontada gracias sobre todo a que sus alturas resultaban idóneas para colocar todo tipo de antenas.

Hoy, convertida más bien en “la gran dama de hierro”, ofrece unas vistas imbatibles de la capital del Sena desde sus tres pisos abiertos al público. En su interior, además, los presupuestos rumbosos pueden reservar una mesa el mítico restaurante Le Jules Verne del segundo piso. Y si la cartera no está para tantas alegrías, la brasserie del primero, 58 Tour Eiffel, propone precios mucho más moderados ante unas vistas también preciosas. Y en la cima, una copa en su champagne-bar.

Más información, en el sitio oficial de la Torre Eiffel

La Gran Manzana desde el Empire State Building
Normal que Río de Janeiro, con la soberbia parorámica de la bahía y la Cidade Maravilhosa que se gastan las alturas del Cristo del Corcovado, no pueda estar de acuerdo con esta selección. Pero guste o no, Nueva York es la capital del mundo, y las vistas del Empire State Building, en plena Quinta Avenida, llevan dando la vuelta al mundo desde antes incluso que King Kong trepara hasta su cima allá por 1933.

No es casualidad que este gigante de estilo art-déco y 443'2 metros de altura esté en la retina de todos. Su 'majestad' ha aparecido, entre muchas otras, en películas como Superman, La jungla humana, Independence Day, Kramer contra Kramer, Taxi Driver, Historias de Nueva York, Con la muerte en los talones, La ley del silencio y, si, también fue aquí donde Meg Ryan y Tom Hanks se encontraron en la escena más célebre de Algo para recordar.

Este rascacielos levantado en un tiempo récord a principios de los años 30 vuelve a oficiar como el más alto de Nueva York tras el ataque a las Torres Gemelas. Se eleva casi medio kilómetro por encima del corazón de Manhattan, con un mirador en la planta 86 y otro en la 102 –especialmente románticos al anochecer, porque cierran a las dos de la madrugada–, además de tres restaurantes, cafés y hasta una estafeta de correos para franquear desde tan arriba las postales a los amigos.

Más información, en la página oficial del Empire State Building.

La madre de todas las ciudades desde la Torre de El Cairo
Una ciudad con la vitalidad de El Cairo ha de vivirse desde la calle: las estrechísimas de los bazares de Khan el Khalili o las adornadas de mezquitas y mansiones decadentes del llamado Cairo islámico, las del barrio copto, cuajadas de antiquísimas iglesias, o las atragantadas de tráfico del más estricto centro. Pero de cuando en cuando hay también que hacer un alto en el gentío y el barullo y concederle al alma un pequeño respiro. Para ello, nada mejor que alquilarse una feluca para navegar unas horas por el Nilo o, también, encaramarse a los 187 metros de altura de la Torre de El Cairo para, de paso, llevarse puesta una de las vistas más sobrecogedoras de esta “madre de todas las ciudades”.

Levantada en los años 60 en la isla de Gezira, en uno de los barrios más modernos y elegantes del centro de la ciudad, ofrece en lo alto un restaurante rodeado de ventanales que, muy lentamente, va girando para que los comensales no se pierdan ni uno solo de los ángulos que, a vista de pájaro, se exhiben de la ciudad. Aunque no es obligatorio cenar allí para admirar las vistas. Simplemente se puede subir para divisar el panorama o tomar una copa. La hora bruja del atardecer, cuando empiezan a centellear las luces de El Cairo, es el momento más apetecible.

Más información, en Turismo de Egipto.

Sobre el cielo de Bangkok
Entre los bosques de rascacielos del cogollo más vibrante de la capital tailandesa, el hotel Banyan Tree es el lugar en el que cenar o tomar una copa rodeados de las vistas despampanantes que despacha su bien llamado restaurante Vértigo y el Moon Bar o bar de la luna instalados en su azotea, al aire libre, y a 61 pisos del suelo. Igualmente sofisticados y también punto de encuentro de la gente guapa de la ciudad, los varios locales en las distintas alturas del edificio Lebua, entre los que no habrá que perderse el restaurante Sirocco del piso 63 y, sobre todo, el Sky Bar que, en uno de sus extremos, lo prolonga suspendiéndose sobre el cielo de Bangkok.

Sydney desde el Puente del Puerto
Fue todo un hito de la ingeniería. El entonces puente de un solo arco más largo del mundo se ultimaba en 1932 tras ocho años de construcción. Hoy, el Sydney Harbour Brigde o Puente del Puerto, conecta el centro financiero de la ciudad con la zona mayormente residencial y comercial de la costa norte. Aunque en este caso no hay restaurantes o bares para disfrutar de las prodigiosas vistas que despliega sobre los rascacielos y el célebre Teatro de la Ópera de la bahía, por el puente se organizan paseos guiados y hasta excursiones de escalada no aptas para cardiacos, retando al vértigo a más de 130 metros del suelo.

Más información, en la Oficina de Turismo de Australia o en la empresa Bridgeclimb que realiza las excursiones por el puente.

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