La visita a Irlanda del Norte ha mentenido la agenda del Príncipe William y la Duquesa de Cambridge, de soltera Kate Middleton, muy ocupada. Si hace unas horas vimos a la madre de tres luciéndose en la cancha de juego probando su destreza futbolística y luego dando un paso en canoa -presumiendo de las habilidades que aprendió en la universidad cuando formó parte del equipo de remo- poco después se subió una vez más a sus tacones y se enfundó en un elegante vestido para asistir a una fiesta en su honor en el Empire Music Hall de Belfast.

Príncipe William y Kate MiddletonVER GALERÍA

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Este es el tercer cambio de ropa que se le vio durante este día y la Duquesa aprovechó para brillar como una estrella. Apegándose a la favorecedora silueta que mostraba recientemente en el museo Victoria & Albert, Kate eligió un vestido de cuello V con escote cruzado y muy ceñido en la cintura.

A diferencia de aquella ocasión -en la que llevaba un vestido de gala- esta vez eligió una versión cocktail con una falda corte midi y tela plisada que le daba un vuelo especial. Un estilismo que, sin duda, se robó todas las miradas, en especial por la tela verde menta con brillos con la que estaba hecho el vestido de mangas largas. Se trata de un diseño tejido de Missoni -una de las características principales de la firma- y puede conseguirse por un precio de 1,590 libras esterlinas (alrededor de 2,100 dólares).

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Completó su look con unos sencillos tacones de Gianvito Rossi en tono nude, cuyo precio es de de 505 libras esterlinas (aproximadamente $670) que iban a juego con su bolso de mano de Mulberry modelo Rosewater de 550 libras esterlinas (cerca de $730). La Duquesa dejó que su vestido se llevara todo el brillo y como accesrios eligió un delicado dije de Kiki McDonough en amatista verde para combinar a la perfección con su atuendo y que combinaba con sus aretes de la misma firma. Y a este estilismo no le podía faltar el tradicional peinado de Kate con su melena suelta y rizos en las puntas.

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La complicidad entre William y Kate tampoco pasó desapercibida. La pareja no paraba de sonreír y su cercanía llamó la atención de los anfitriones. Aprovechando que se encuentra en Belfast, durante esta parada de su breve gira, los Duques de Cambridge no perdieron la oportunidad de probar un poco de la cerveza local, momento que arrancó una franca carcajada de Kate. Se prevé que este jueves visiten Ballymena, ¿nos sorprenderá con algo nuevo?

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