El ojo seco: qué es y cómo prevenirlo en verano

Por Europa Press

El ojo seco es una alteración que se produce en la superficie de la córnea y la conjuntiva por falta de lágrima o por deficiencias en la calidad de ésta, que hace que la superficie ocular no esté bien lubricada, según explica el oftalmólogo Esteban Molina, de la Unidad Polo Anterior y Glaucoma en la clínica oftalmológica Innova Ocular Virgen de Luján de Sevilla, que recuerda que este problema aparece especialmente en los meses con más calor.

La causa más común es el factor ambiental, especialmente en entornos con mucha evaporación (viento, aires acondicionados, calefacciones, etc). Otro factor es la disminución de la secreción debida a la edad, "es la causa más habitual, debido a la atrofia de las células que generan la lágrima con el envejecimiento", ha destacado el doctor.

Además, los "cambios hormonales en las mujeres (embarazo, consumo de anticonceptivos orales y perimenopausia), el uso de lentes de contacto, la administración de ciertos medicamentos como antihistamínicos, ansiolíticos, anticonceptivos, o algunas enfermedades sistémicas, fundamentalmente de tipo reumático, son casos en los que la sequedad ocular es la manifestación ocular más frecuente".

Asimismo, las conjuntivitis y queratitis víricas, determinados procedimientos quirúrgicos oftalmológicos y la lectura continuada, que reduce el número de parpadeos por minuto, figuran también entre las causas de esta patología.

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CONSEJOS DE PREVENCIÓN

Los síntomas más comunes son la irritación, escozor, enrojecimiento, sensación de cuerpo extraño o arenilla, sensación de pesadez en los párpados y lagrimeo. El ojo seco puede provocar, además, consecuencias como la queratitis, cicatrices, pérdida de la visión o úlceras de córnea.

Para prevenir estos síntomas, es importante protegerse de la polución ambiental, evitando la playa y el campo en días de viento, así como la sequedad ambiental mediante el uso de humidificadores. También, aconsejan no orientar ventiladores hacia la cara ni conducir con las ventanillas abiertas para no exponerse a corrientes de aire que favorecen la evaporación de la lágrima o usar gafas de sol protectoras cuando estemos en el exterior.

Otros consejos son "evitar el polvo doméstico, el humo del tabaco o los disolventes, realizar parpadeos frecuentes varias veces al día (especialmente cuando se está usando la visión próxima) y limpiar las glándulas lagrimales de los párpados con toallitas o jabón neutro", ha señalado el especialista.

TRATAMIENTO

Si hay una causa primaria, las lágrimas artificiales y pomadas lubricantes son una buena opción, pero "se aconseja que las lágrimas artificiales estén libres de conservantes", ha asegurado el experto.

Otra opción, si con los tratamientos tópicos no mejora el problema, es el taponamiento de los conductos lagrimales del paciente, "insertando un pequeño tapón en los puntos lagrimales inferiores, responsables de la evacuación del 80% de la lágrima", ha indicado Molina. Además ha precisado que al evitar el drenaje rápido de las lágrimas, se consigue conservar la hidratación ocular y proteger el ojo.

Por otro lado, los pacientes con sequedad ocular grave pueden emplear tratamientos de colirios derivados de su sangre, ya sea el suero autólogo o el plasma rico en plaquetas, con mayores beneficios por ser más rico en proteínas de coagulación, según los especialistas. "Estos colirios poseen sustancias de la sangre del propio paciente que son beneficiosas para el metabolismo celular de la córnea, reparación de lesiones corneales, efecto antimicrobiano o acción antiinflamatoria".

Lo más importantes es "realizar periódicamente controles oftalmológicos específicos, ya que la detección y tratamiento precoz resultan esenciales para la mejora y prevención del daño ocular", ha concluido el especialista.