La siesta ¡es para el verano!

Toma nota de los beneficios de esta saludable costumbre tan española

Por hola.com

Tardes de verano. Piensa en esos momentos tras una agradable comida en los que lo que más apetece es echar una cabezadita. La siesta es, no hay duda, una de las costumbres más arraigadas del verano –sobre todo de esta estación- en España. Y es que descansar un rato después de comer aporta enormes beneficios a nuestro organismo. Por esta razón, qué mejor que aprovechar las vacaciones para adquirir este hábito tan saludable y no dejar de practicarlo el resto del año.

La hora sexta
Su ‘creador’ parece ser San Benito Abad, patrón de Europa, quien estableció como momento de descanso la 'hora sexta', u hora de la siesta.

Una costumbre muy sana
Son muchos los estudios médicos y científicos los que reafirman que dormir la siesta es, además, una sana costumbre. Según los resultados de diversas investigaciones, por ejemplo una publicada en la revista estadounidense Archives of Internal Medicine, echarse la siesta después de comer reduce la mortalidad coronaria en un tercio. Los resultados de esta investigación están avalados por otro estudio realizado por científicos griegos en el que se constata que puede ayudar a combatir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Según el doctor Pedro Mayoral, experto en trastornos del sueño, “la siesta controlada es muy importante para recuperar las funciones cognitivas, mejorar el rendimiento y reforzar el estado de alerta”.

Otros beneficios que aporta la siesta son:
- Mejora la salud en general y la circulación sanguínea.
- Previene el agobio, la presión y el estrés, ayudando a liberar tensiones.
- Favorece la memoria y los mecanismos de aprendizaje.
- Mejora el rendimiento por las tardes.

Pero... ¿cuánto tiempo?
Siesta sí, pero ojo con esos descansos de pijama que se alargan horas. La siesta más recomendable es la que oscila entre los 10 minutos y la hora. Dormir más tiempo del aconsejado puede trastocar el reloj biológico natural y causar insomnio por la noche, además de alterar de forma negativa el estado de ánimo y el rendimiento. Algunos estudios determinan que el punto de efectividad de la siesta se encuentra en despertarse entre el minuto 15 y 20, para no caer en un profundo sueño. Hace unos meses la NASA centró el argumento en las “siestas controladas” estableciendo el minuto 26 como el propicio para despertarse de tan breve letargo.