Por su parte, Payasos Sin Fronteras ha conseguido hacer brotar sonrisas en las caras de niños de puntos tan dispares como Kosovo, Colombia, El Salvador, Guatemala o Mali. Se define a sí misma como la ONG de ayuda humanitaria desde las artes y se fundó con la intención de mejorar la situación psicológica de las poblaciones, especialmente niños y niñas, que viven en campos de refugiados y zonas en conflicto en situaciones de emergencia o exclusión social.
Aquí los hospitales cambian por zonas en guerra o extremadamente pobres. Es allí donde llegan estos acróbatas, malabares, músicos y actores, muchos de los cuales prestan esta labor de forma totalmente voluntaria, sin recibir a cambio ninguna contraprestación económica. Actualmente su labor se desarrolla en tres zonas prioritarias: los Balcanes, África y Centroamérica.
El trabajo que realizan lo resume a la perfección Guillermo Monroy, director de la Pastoral Social de Ciudad de Guatemala: "En Guatemala, que vive las consecuencias de un conflicto interno de décadas, la gente ha perdido la esperanza y teme decir 'te quiero'. El trabajo de Payasos Sin Fronteras es fundamental para nosotros porque el humor es el único sanador de la vida de la gente".
La organización realiza también proyectos dentro de España. Desde 1999, por ejemplo, se lleva a cabo cada año un proyecto en hospitales de toda España, utilizando la utilizando la risa como terapia en la recuperación física y psicológica de los pacientes más pequeños. Hace poco se ha iniciado el proyecto Ponte la Nariz dirigido a disminuidos psíquicos, que cuenta con el patrocinio de la fundación Inocente-Inocente.
Las dos trabajan realizando una labor que no es sencilla, pero que, no nos cabe duda, es reconfortante. Y es que ¿no merece la pena trabajar para hacer reír a un niño?
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